Consejos para recuperar la luminosidad del rostro

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Tras el verano y con los cambios de temperatura, entre otros factores, la piel es habitual que pueda perder luminosidad y que el rostro aparezca más apagado. Restablecer su estado natural e, incluso, mejorarlo es posible con unos sencillos consejos y cuidados con los que, además, se dará también la sensación de mayor bienestar y juventud.

Los trucos

Una parte de esa pérdida de luminosidad está directamente relacionada con las impurezas que la piel puede acumular. De esta manera, lo primero que hay que hacer es una depuración intensiva, que consiste en una buena limpieza, pero sin que sea agresiva para no irritar la piel.

Por ejemplo, una buena opción es la exfoliación una vez por si semana o bien dos en el caso de que la piel sea grasa o mixta. Si con este paso no se consigue, puede ser necesario realizar una limpieza en profundidad para lo que hay que ponerse en manos de profesionales y centros de estética.

Otro de los factores que influye directamente en la pérdida de luminosidad de la piel es la falta de hidratación. Además de utilizar una buena crema habitualmente que aporte el nivel óptimo al cutis, cuando la dermis está más apagada es recomendable también utilizar productos faciales que incluyan activos revitalizantes como el ácido hialurónico, retinoico o glicólico.

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Este efecto es posible también conseguirlo con mascarillas nutritivas ricas en antioxidantes. Y, por supuesto, no hay que olvidarse de la crema de noche regenerante, que es imprescindible.

La luminosidad de la piel a su vez se logra eliminando las manchas para lo que es preciso utilizar productos despigmentantes o bien hacer un peeling médico. Otras técnicas posibles son el láser o la luz pulsada.

Y, finalmente, no hay que olvidarse de tener buenos hábitos de vida como beber agua -que es clave-, no abusar del alcohol, no fumar, reducir el estrés y tomar alimentos saludables como las frutas y verduras, principalmente, las ricas en antioxiantes y en vitaminas A, C y E como los frutos rojos, brécol, espárragos, mango, albaricoques, zanahoria o cítricos, entre otros.

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