Piel más luminosa en tres pasos

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Una piel más luminosa hace que la persona parezca que es más joven. Además de las cremas y productos que se utilizan a diario para su cuidado, el maquillaje es también un buen aliado para conseguir este objetivo. Y es que hay productos que son básicos e imprescindibles, así como unos determinados tonos que aportan esa vitalidad que puede faltarle al rostro. Los tres principales puntos de atención son los ojos, mejillas y base de maquillaje.

Los consejos

Muchas veces se elige la base de maquillaje en función solo del color. Esto es muy importante, no lo vamos a negar, pero no hay que olvidarse de fijarse también en la textura porque no todas aportan la misma luminosidad. En estos casos, lo mejor es optar por las que son fluidas y, además, emplearla en pequeñas cantidades. Y, en cuanto al tono, la opción más recomendable es uno claro y nunca oscuro.

El blush es otro de los productos que son imprescindibles para ganar en luminosidad. De hecho, muchas veces, si se tiene la piel bien cuidada, es suficiente y se puede prescindir de la base de maquillaje. La clave está en el tono, siendo aconsejable utilizar los rosas claros, corales o melocotones.

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Y, por supuesto, la mirada es una de las grandes fuentes de luminosidad, además de ser uno de los focos principales de atención del rostro. Maquillar los ojos bien es vital. El primer paso es trazar una línea muy fina con un lápiz en el párpado superior y difuminarla ligeramente. Nunca hay que hacer trazos gruesos o muy contrastados porque añaden años y restan luminosidad. Si se quiere utilizar sombra de ojos, debe ser de tonos claros.

Además, es importante lucir unas buenas pestañas, siendo preferible rizarlas y utilizar rimel, que es un producto del que no puede prescindir la mujer. El tono no debe ser oscuro para conseguir un efecto natural. Tampoco tiene que ser excesivamente cubriente.

Y, finalmente, hay que prestar atención a las cejas, que en las últimas temporadas han ido ganando protagonismo en el rostro. La máxima es no lucirlas finas porque añaden años, siendo más conveniente que sean un poco gruesas, lo que no es sinónimo de que no haya que depilarlas.

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