Con independencia de que se lleven más o menos pobladas, más o menos gruesas… la forma de las cejas debe responder a una serie de parámetros para que estén perfectas. Muchas veces es habitual pasarse con la depilación con la que se puede ir borrando esa forma adecuada. Pero, ¿cómo diseñar las cejas? Aquí te contamos las principales claves.
La forma perfecta
En primer lugar, para diseñar las cejas perfectas, se tiene que tener en cuenta la longitud para lo que es de gran ayuda dibujar, de forma imaginaria, una línea que una la aleta de la nariz con el lagrimal, de manera que al llegar a la ceja queda marcado dónde debe comenzar. Para determinar su final, la línea se tiene que trazar entre la aleta de la nariz y el ángulo exterior del ojo. Una delimitación que, para que sea más sencilla, se puede utilizar el truco del lápiz superpuesto sobre el rostro para recrear esa línea.
No obstante, hay que tener en cuenta que puede haber algunas excepciones a esta norma. Y es que, por ejemplo, si los ojos están algo juntos, se crea un mejor efecto al despejar el entrecejo, de manera que se aleja el nacimiento de las cejas y para que los ojos están más separados.
Sin embargo, cuando se tiene los ojos demasiado separados o bien la nariz ancha, puede ser conveniente que las cejas nazcan un poco antes para acortar el entrecejo y que parezca que la nariz es más estrecha y que, a su vez, los ojos están más juntos.
Además de la longitud, a la hora de diseñar las cejas, también hay que tener en cuenta la forma del arco. Como pauta para las mujeres, en general, se debe saber que una ceja tiene que ser en sus tres cuartas partes ascendente o bien recta, mientras que una cuarta parte debe descender.
Una vez más, aquí hay algunas excepciones en función del rostro con el fin de conseguir mejores resultados. Por ejemplo, en las caras con forma redondeada, es más conveniente hacer un arco más pronunciado para estilizar la cara y que los ojos se vean más almendrados.
Por el contrario, con unas cejas de líneas rectas se consigue ensanchar los óvalos alargados y que los ojos parezcan más rasgados, mientras que, si se suaviza el arco, se logra pronunciar la mandíbula.