Tras aplicar el ácido glicólico obtendremos una piel más luminosa, fina, suave y rejuvenecida. También se puede utilizar si tenemos una piel tendente al acné, en cuyo caso notaremos que una gran disminución de los puntos negros y del exceso de grasa que suele acompañar a este tipo de piel.

El tratamiento suele durar entre dos y cinco meses, durante los cuales es necesario utilizar cremas adicionales que bloqueen la acción de los rayos solares y que aporten una hidratación extra a nuestra piel.

Si la aplicación del ácido glicólico nos la prescribe el dermatólogo y la hacemos en casa es importante que sigamos cuidadosamente las instrucciones que nos dé, tanto en la forma de aplicación como con la composición del ácido a aplicar. Normalmente nos aconsejará comenzar con la concentración más baja, ya que en las primeras aplicaciones el ácido glicólico suele causar enrojecimiento y a veces sensación de calor. Deberemos en ese caso dejar que la piel se acostumbre al ácido hasta poder aplicar una concentración mayor.

Poco a poco comenzaremos a notar mejoras tanto en la textura como en el tono de nuestra piel, y una vez que se haya acostumbrado al producto, notaremos una nueva sensación de frescura y suavidad. Después de un tiempo las manchas van desapareciendo si son muy oscuras y si eran más claras desaparecerán por completo.

El tiempo de tratamiento para lograr que desparezcan por completo depende de cada persona, tanto de su tipo de piel como de la fidelidad con la que siga el tratamiento.

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