La mascarilla capilar es fundamental para lucir un cabello perfecto. A pesar de ello todavía muchas personas siguen sin utilizarla o hacen un uso incorrecto de ella, lo que dificulta conseguir un buen resultado. Aunque este tipo de productos ya lleva muchos años en el mercado y prácticamente todas las líneas de cosmética capilar la tienen en sus catálogos, continúa siendo una de las grandes desconocidas. Aquí te contamos algunos trucos y secretillos sobre la mascarilla capilar que te ayudarán a sacarle el máximo partido.
Aplicación
Muchas personas utilizan las mascarillas capilares con el cabello húmedo y tras haberlo lavado. Sin embargo, este tipo de productos se puede aplicar antes del lavado. En estos casos, para facilitar su penetración, se tiene que hacer uso del calor para que llegue hasta el interior de la fibra al abrirse la cutícula.
La forma más adecuada de hacerlo es poner la mascarilla capilar y luego cubrir el pelo con un gorro de ducha o papel film. A continuación, se coloca una toalla caliente encima porque si el cabello se envuelve directamente con la toalla se quedará pegado en ella la mascarilla.
El siguiente paso es usar el secador con el aire al mínimo y la temperatura media para que se cree como un efecto sauna. Así todas las propiedades habrán penetrado dentro del cabello.
Color
Las mascarillas también se usan para la corrección del color. Es un uso que, quizá, sea el menos conocido. La clave está en que este tipo de productos para matizar o corregir el color incluye pigmentos en su fórmula, que se depositan sobre la fibra del pelo, dejando un velo de color.
En general, las mascarillas más populares son las que dejan un color púrpura porque se combate el efecto amarillento o pajizo de los rubios y se evita que queden como anaranjados.
También hay otras formulaciones para dar calidez a los tonos castaños o reavivar el cabello pelirrojo. Incluso las hay para tonos más atrevidos y menos convencionales como el fucsia, azul cobalto o verde.
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