Quedan pocos días para que llegue el verano, pero ya hay rayos de sol y hace buen tiempo para tomarse algún tiempo de relax o bien ir a la piscina a ponerse moreno antes de coger las vacaciones estivales. Y en este proceso para proteger la piel no pueden faltar las cremas solares. Un adecuado uso y elección ayuda a evitar los problemas en la dermis y que se acelere su proceso de envejecimiento. Aquí te damos algunas claves para que puedas disfrutar de estos días veraniegos sin preocupaciones.
Consejos
Lo primero que hay que hacer es elegir bien la crema solar. Una de las claves está en los filtros que incorporan. Principalmente, se pueden dividir en dos grupos: los físicos y los químicos. Los primeros, es decir, los filtros físicos son aquellos que hacen que los rayos solares reboten antes de dañar la piel, mientras que los filtros químicos absorben la radicación solar, pero la transforman en energía que es inofensiva para el organismo. La mayoría de las cremas están dentro de este último grupo, pero si tienes una piel muy delicada o no quieres problemas es mejor que elijas los filtros físicos.
Además no hay que olvidarse de aplicar una buena cantidad, porque lo habitual es que siempre se use en menor medida de lo que se precisa para tener la protección adecuada, ni de elegir bien el factor de protección. Nunca es recomendable un índice menor de 20 para tener la piel protegida. Hay que saber que con una protección máxima también la piel se pone morena porque no existe ninguna crema que cree una pantalla total, ya que las que son de factor de protección 50+ son capaces de frenar hasta un 98% o 99% de los rayos solares.
Otra dato importante en el uso de los solares es que hay que su aplicación debe renovarse con frecuencia, aunque no te hayas bañado o duchado. Igualmente, hay que volver a aplicar la crema tras un baño, a pesar de que sea de las water resistant o resistentes al agua porque su efecto también es limitado. De hecho, suelen aguantar un baño hasta de 40 minutos, pero no hay que olvidarse de que existen otros factores que incluyen como el sudor o el roce con la toalla.
Y, por supuesto, cuidado con la fecha de caducidad de las cremas. Hay que estar vigilante para que realmente protejan. Aunque suelen durar 18 meses, es recomendable cambiarlos cada año.