Con el paso de los años y también por no proporcionar los cuidados necesarios, los dientes van perdiendo su color blanco. Un tono que puede recuperarse sin necesidad de tener que recurrir a tratamientos blanqueadores u otros sistemas en centros de estética o especializados. Y es que los alimentos son también buenos aliados para que los dientes estén en perfecto estado y tener una sonrisa bonita.
Los remedios
Además del cepillado y de la correcta higiene bucal, en casa se pueden seguir una serie de consejos para evitar que los dientes pierdan su color blanco, mantenerlo o bien recuperarlo poco a poco.
La clave principal para conseguirlo está en la alimentación, tratando de reducir y de eliminar algunos productos y de consumir más habitualmente una serie de alimentos. Dentro de la lista de los que deben ingerirse con limitación y precaución para tener los dientes sanos y blancos están todos los que son ricos en azúcar, el café, té, vino tinto, tomates y cítricos y las bebidas energéticas, alcohólicas y los refrescos.
Por el contrario, deben primarse otros productos como es el caso de los lácteos como la leche, el yogur, el queso… que son ricos en calcio y en fósforo (sobre todo los quesos), aparte de contener caseína, que se encarga de evitar que no se asimilen los dos primeros en el organismo. Además, también son de gran utilidad para neutralizar los ácidos de algunos alimentos que corroen el esmalte y favorecen la aparición de bacterias.
Las frutas como las fresas son imprescindibles porque contienen un ácido blanqueador. Para beneficiarse de esta propiedad, hay que hacer con ellas una especie de dentífrico, que tan solo se prepara con fresas trituradas con las que se debe cepillar los dientes y encías una o dos veces por semana. También se pueden tomar con frecuencia, puesto que son ricas en vitamina C, que ayuda a mantener los dientes y las encías en perfecto estado.
Dentro de la lista de alimentos tampoco faltan las manzanas, que contiene ácido málico que combate las manchas en los dientes, así como el apio y las zanahorias, cuya fibra actúa como un cepillado de dientes. Finalmente, están la lechuga y el brócoli, que también ayudan a prevenir y frenar las manchas.