El blush es uno de los productos de maquillaje que es más agradecido para las mujeres. Con un solo toque en las mejillas, se consigue cambiar el aspecto del rostro y transformarlo para que parezca más vivo, menos cansado, más joven… Para su aplicación y para conseguir estos diferentes efectos, existen diferentes técnicas. Sin embargo, no hay que olvidarse de que también influye la forma del rostro. Aquí te damos las claves para que lo apliques correctamente según tu cara.
Cara redondeada
En las caras que tienen una forma redondeada, el colorete debe aplicarse en diagonal y siguiendo la forma de una “C”. Es decir, hay simular en el rostro que se dibuja esta letra con la brocha y el blush. La forma más sencilla de hacerlo es comenzar en la parte de la mejilla en dirección a la sien, pero sin subir en exceso para no extender el blush en la zona del contorno de ojos. De esta manera, se estiliza el rostro.
Cara cuadrada
Para aquellas mujeres cuya forma de la cara es más bien cuadrada, el truco pasa por disimular los ángulos de la cara para lo que se debe incidir en poner el toque de colorete en la zona central de las mejillas. El efecto que se consigue también permite que la cara se dulcifique para lo que es también muy importante no utilizar colores demasiado oscuros porque, entonces, se consigue lo contrario.
Cara alargada
En las caras con rasgos más alargados, la clave está en aplicar el blush en horizontal para disimular las facciones y equilibrar más el rostro. El pincel de maquillaje tiene que ir desde la mejilla hacia la zona de la oreja. Un pequeño truco para darlo en la zona correcta consiste en hacer una sonrisa forzada para maquillar la parte que sobresale del pómulo.