El contorno de la boca, junto con el de los ojos, es una de las zonas más sensibles del rostro y en la que más rápido y fácilmente pueden aparecer las temidas arrugas o también conocidas como código de barras. En la actualidad, en los centros de belleza y clínicas de estética hay varios tratamientos que permiten acabar con ellas, aunque también es posible combatirlas desde casa con unos sencillos consejos.
Cremas
Como siempre, cuando se habla de belleza, la mejor arma es la prevención. De esta manera, el primer paso es utilizar cremas antiarrugas antes de tener los 40 años, teniendo que seguir el tratamiento tanto para el día como para la noche. En estos productos no pueden faltar componentes como el retinol para el cosmético nocturno y la vitamina C para la crema de por la mañana.
Además, es importante que estos productos tengan filtro solar. En caso contrario, hay que aplicar un protector sobre ellas para frenar el efecto nocivo de los rayos del sol en la piel.
Otro de los productos que va muy bien para estas ocasiones es el aceite de almendras del que se debe aplicar un poco por toda la zona. La clave está en que es rico en ácidos grasos y vitamina E, que son imprescindibles para la piel al aportarles una gran hidratación. Su aplicación debe hacerse por el labio y la piel que lo rodea al mismo tiempo que se da un masaje, pudiendo ser su acción complementaria a la de las cremas de cuidado habituales.
Otros trucos
Para conseguir una mayor efectividad con estos productos, se pueden seguir otra serie de consejos. Uno de los más importantes es aplicar un poco de calor en la zona antes de poner el aceite de almendras. Puede ser suficiente con pasar una toalla o un algodón empapado en agua caliente porque así se activa la microcirculación de la zona. Nunca es conveniente excederse para que no se propicie que la piel se vuelva más flácida.
Además, tras la aplicación del producto, que penetrará mejor porque el poro está más abierto, hay que poner frío para volver a cerrarlo, lo que puede hacerse con un cubito de hielo en vuelto en una gasa o tejido de algodón o bien con la crema de noche si se guarda habitualmente en la nevera.