Lucir un rostro más luminoso es una de las tendencias en belleza que parece que ha venido para quedarse, al menos, durante bastante tiempo. Aunque se tenga el cutis apagado, no es misión imposible tener una piel resplandeciente. Lo mejor siempre es cuidarla para conseguir este objetivo, pero si no es posible o no lo has logrado, aquí te contamos unos trucos infalibles.
Preparación
Para lucir una piel más luminosa, lo más importante es prepararla previamente. De esta manera, siempre es conveniente limpiarla bien e hidratarla, sobre todo, antes de aplicar la base de maquillaje con el fin de que se extienda mejor y quede unificada por todo el rostro. Además, es importante hacer la aplicación con pequeños toques, pero sin extender, en la zona comprendida entre el centro del rostro y las orejas.
Aparte, hay que elegir un fondo de maquillaje que sea un tono más claro que la piel para que se vea una dermis más transparente. Ahora, para el verano, si el maquillaje te parece demasiado denso, puedes optar por las BB Cream o CC Cream.
Muy importante para ganar en luminosidad es la corrección de las imperfecciones porque hacen que se produzcan sombras que quitan luz, aparte de envejecer. De esta manera, hay que plantarle cara a las arrugas, granitos, manchas… ¿Cómo? No queda más remedio que utilizar correctores que ayudan a camuflarlas.
A modo de recordatorio, los granitos o rojeces se ocultan con un corrector verde, mientras que las ojeras azuladas se tapan con el color amarillo y las grises con el beige rosado. Las manchas marrones se camuflan con el tono coral y las imperfecciones de color negro o con cierto toque azulado se cubren con amarillo.
Toque final
Una vez se tiene ya el rostro totalmente preparado, el siguiente paso es dar el toque final para aportar una dosis extra de luz. En este caso, la mejor arma es el iluminador, que se tiene que poner en puntos estratégicos del rostro como debajo de las cejas, en el hueso de la nariz, el centro de la frente y en la parte alta de las mejillas, así como sobre la barbilla.
Y si aún necesitas más luminosidad, prueba los polvos de sol, que tienes que aplicar sobre el rostro con una brocha grande, así como en la parte del cuello y las zonas cercanas como los hombros y el escote si están visibles para evitar el contraste.