Lavar el cabello es un gesto habitual en el día a día. Sin embargo, no siempre se hace bien. Y esto es especialmente importante porque con este hábito tan común se puede estar dañando el cuero cabelludo. Elegir bien el champú es fundamental en estos casos, pero no es el único factor a tener en cuenta. Una de las claves es saber cuánto tiempo dura limpio el pelo. En función de ese número de días, se debe hacer un tipo de lavado u otro.
Producto
En aquellas ocasiones en las que el cuero cabelludo dura limpio poco tiempo y se ensucia rápidamente, lo más probable es porque se tiene un cabello graso. Esto hace que sea necesario emplear un champú purificante y détox que, por ejemplo, contenga en su composición principios activos o extractos de ortiga, arcilla o té verde, entre otros.
Si por el contrario, el pelo dura limpio unos dos o tres días es porque el cabello tiende a estar seco y se precisa emplear un champú hidratante o nutritivo. De gran ayuda son aquellos productos que incorporan ácido hialurónico porque consigue rehidratarlo. De hecho, tiene un gran poder de hidratación en comparación con otros ingredientes.
No obstante, cuando lo que se necesita es una nutrición intensa, la clave está en elegir el champú que incorpore el argán o la manteca de karité, que tienen un gran poder nutritivo.
Y, si el pelo está débil, la solución pasa por alternar el champú habitual con otro que incorpore ingredientes como ginseng, bambú, vitaminas del grupo B y proteínas vegetales.
Lavado
Aparte de elegir los productos, también hay que saber lavar el cabello. En este sentido, es fundamental seguir tres pasos. El primero de ellos es cepillar el pelo de forma suave antes de lavarlo para eliminar residuos y mejorar la efectividad del lavado.
A continuación, solo tienes que emulsionar el champú en las manos, estando totalmente contraindicado hacerlo directamente sobre la cabeza. Esto hará que se reparta de forma homogénea por todo el cuero cabelludo.
Y, finalmente, se tiene que masajear de forma suave todo el cuero cabelludo con las yemas de los dedos para estimular el riego sanguíneo y que los ingredientes del champú penetren mejor.
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