Los ojos son una de las partes más importantes del rostro por su función y su capacidad expresiva, pero también son una de las partes más sensibles del cuerpo, ya que son muy delicados. Por ello, la naturaleza nos ha dotado con pestañas que, aparte de darles su apariencia característica y poder resaltar su sensualidad, sirven para cubrirlos y protegerlos.
Sin embargo, a veces nos olvidamos de que las pestañas no son perennes, sino que, para mantenerse, siguen un proceso en el que las nacientes esperan a que las más grandes caigan para crecer. Por ello, cuando no las desmaquillamos adecuadamente, interrumpimos dicho proceso, ya que las pestañas se debilitan y se caen antes de que nazcan las siguientes, con lo cual perdemos cantidad y volumen en nuestras pestañas.
Para ayudar a cuidar nuestras pestañas, existen gran variedad de lociones y geles de limpieza que nos ayudan a eliminar la máscara de pestañas, con el beneficio añadido de que son tan suaves que no dañan los ojos y protegen las pestañas nuevas.
La cuestión no es sólo desmaquillarnos, sino crear una rutina que evite que se nos caigan las pestañas y, con ello, que nuestros ojos pierdan belleza. Para evitarlo, elegiremos la solución desmaquillante adecuada para nuestra piel y después utilizar algodón impregnado con el desmaquillante para retirar los residuos de cada pestaña. Para ello, el movimiento correcto que debemos realizar es ir desde el nacimiento de las pestañas (junto al párpado) hacia fuera, con suavidad y con los ojos cerrados. Si tienes la piel muy sensible puedes utilizar soluciones específicas en el mercado que son tan suaves que no hace falta que te aclares con agua después de desmaquillarte.