Quizás quieres cambiar de look pero no te atreves miedo a los arrepentimientos, para probar un cambio radical te enseñamos cómo simularlo. Bastará con pequeños toques, conseguirás sentirte preciosa y que te vean muy diferente. Y lo mejor de todo es que si después mirarte al espejo no te gusta, los cambios son reversibles y podrás lucir la misma imagen que antes.
Lo primero es darle otro aire a tu piel. Si te maquillas a diario, evita aplicarte una base oscura, puesto que el efecto bronceado extremo, especialmente en invierno queda muy poco natural. Intenta suavizar un par de tonos tu base y si deseas un punto de color, usa base de polvos de sol en la zona T siempre bien difuminada.
Si eres de las que no se maquillan mucho, prueba un día de aplicarte un poco de colorete en tonos rosados en los pómulos. Verás que simplemente con eso tendrás un aspecto mucho más dulce.
Si te cambias el peinado todo el mundo lo notará, es lo primero que destaca. Prueba un día a cambiarte la raya de lado, verás como el resultado será como haber pasado por la peluquería. Algo tan simple como ladear tu raya, conseguirás simular un completo cambio en tu óvalo facial. La gente te dirá que te ve diferente. ¡No cuentes tu secreto!
Otra opción que tienes es cambiar la tonalidad de tu pelo con unos reflejos a base de tintes naturales. Conseguirás cambiar algo más radical pero el color se va con los lavados. De modo que te servirá para verte diferente durante unas pocas semanas.
Pero realmente la clave puede estar en los ojos, o mejor dicho en la mirada, la encargada de darnos singularidad y personalidad. Con ligeros cambios en el maquillaje de tus ojos, los efectos se multiplicarán. Si eres de las que siempre se hacen la raya del ojo en el párpado inferior marcándolo hasta el lagrimal, prueba a hacerte sólo media raya. Para darte un toque más felino y sexy, experimenta haciéndote el rabillo el final del ojo. ¡Con mucho arte!