Cuando elegimos el vestido de novia, no buscamos sólo el que más nos guste o el más bonito de toda la tienda, sino aquel que nos siente perfectamente y nos haga sentirnos la mujer más guapa del mundo. Para lograrlo, una de las pautas a seguir es elegirlo teniendo en cuenta la forma de nuestro cuerpo. De ese modo, encontraremos el que se ajuste a nosotros como un guante:
– Las mujeres bajitas estarán mucho más favorecidas con vestidos de una sola pieza, estrechos y con un escote en V o profundo. Las mejores telas las gasas, encajes o sedas. Es importante evitar las faldas muy voluminosas o los bordados muy profusos, ya que dan volumen, acortando la figura. Si el vestido lleva cola, debe ser corta.
– Las mujeres altas pueden elegir casi cualquier modelo, tanto de corte recto como aquellos que requieran mucha tela. Sin embargo deben evitar las mangas con frunces o farolillos en los hombros, ya que tienden a aniñar la figura. La cola del vestido debe ser de una longitud media, para que la figura quede proporcionada.
– Para aquellas que tengan los brazos gruesos, lo mejor son las mangas en caída suave, en telas finas o transparentes. Deben huir de los adornos grandes o de los frunces.
– Las mujeres con mucho pecho estarán mucho más favorecidas con escotes redondos o en V. La falda debe ser abultada para que la figura resulte armónica. Es conveniente evitar cualquier adorno a la altura del pecho y los vestidos de talle bajo el pecho (corte imperio).
– Para aquellas con poco pecho, es ideal el corte imperio o aquellos vestidos que tengan adornos o vayan recargados en la zona del pecho para darle volumen. Se deben evitar los cuellos cerrados.