Sabemos que, cuando nos maquillamos, si queremos obtener el mejor resultado, deberemos prestar especial atención a nuestros ojos, ya que conforman gran parte de la belleza de nuestro rostro. Para lograrlo, no sólo debemos ocuparnos de ellos cuando nos maquillamos, sino que debemos seguir unas pautas diarias en cuanto a su cuidado.
En primar lugar, deberemos intentar no frotarlos a lo largo del día. Este gesto lo hacemos muy a menudo, sobre todo cuando estamos cansadas o hemos forzado la vista. Sin embargo, con ello, sólo logramos irritar los ojos, enrojeciéndolos y dándoles un aspecto más cansado.
Si llegamos a casa y tenemos los ojos muy cansados, lo mejor es que, al llegar a casa, nos preparemos una infusión de manzanilla muy suave. Verteremos la infusión en un recipiente lo suficientemente ancho como para poder sumergir un poco el rostro en él. Dejaremos que la infusión se entibie y apoyamos el rostro en el recipiente, abriendo los ojos durante unos segundos dentro del agua. Es aconsejable utilizar agua mineral, asegurarnos de que el reciente esté limpio y evitar que la temperatura del agua sea demasiado alta.
Cuando nos maquillemos o nos apliquemos cremas deberemos cuidar de que no nos caiga nada en los ojos, para evitar irritarlos o provocar alguna erosión debido a ello. Para desmaquillarnos, deberemos utilizar productos específicamente formulados para esta zona.
Las bolsas y las ojeras nos dan un aspecto cansado y nos hacen aparentar más edad de la que tenemos. Para evitar esto, cuando nos apliquemos cremas del contorno de ojos deberemos hacerlo siempre a pequeños toquecitos con los dedos, comenzando por la zona del contorno de ojos más cercana al lacrimal y siguiendo hacia la más cercana a la sien. No debemos en ningún caso arrastrar la piel hacia atrás, ya que esto hace que aparezcan o aumenten las patas de gallo.