Cuando nos maquillamos, buscamos el modo de sacar el mayor partido posible a los rasgos más atractivos de nuestro rostro, por lo que ponemos especial énfasis en los ojos o en los labios, según cuál sea la parte que más nos gusta de nosotras mismas.
Pero si queremos conseguir un rostro perfecto, no basta con resaltar nuestros mejores rasgos, sino que también utilizaremos el maquillaje para disimular las imperfecciones de nuestro rostro y para matizar u ocultar lo más posible las zonas más oscuras de éste, como las ojeras, la piel alrededor de los labios o la nariz, para lograr un tono de piel lo más uniforme posible.
El primer paso para lograrlo es identificarlas correctamente. Para ello, nos colocaremos delante del espejo. Si tienes el pelo largo, recógelo para no proyecte ninguna sombra sobre tu rostro. Si lo tienes corto, apártalo lo más posible de la cara. Una vez hecho baja la cabeza hacia abajo y mira al espejo. Las zonas oscuras que veas reflejadas en él serán aquellas en las que tienes que aplicar el corrector. Asegúrate muy bien de cuáles son para no aplicar el corrector donde no sea necesario, ya que en ese caso crearemos luces y sombras diferentes de las que nos interesan.
El siguiente paso es aplicar el corrector con un pincel o una esponjilla. Utiliza un corrector que sea dos tonos más claro que la base de maquillaje que vayas a utilizar. Recuerda que no sólo existe el corrector tono crema, sino que hay una gran variedad de colores que puedes utilizar según aquello que quieras corregir.
Si tienes granitos o venitas, lo mejor es aplicar el corrector verde, que neutraliza las rojeces. Si tus ojeras son moradas o azuladas, debes emplear un corrector amarillo, mientras que si tienen un tono verdoso, el que más te ayudará será el corrector rosa.