Durante las Navidades hemos asistido a un sinfín de celebraciones, y es habitual querer cambiar de look de una a otra, alisando o rizando nuestro cabello, acudiendo a la peluquería con más frecuencia de la habitual o incluso tiñéndonos y haciéndonos mechas, permanentes o tratamientos que pueden resultar agresivos para nuestro pelo, especialmente si lo tenemos fino o quebradizo.
Ahora que han terminado, nada mejor que aplicar sobre el cabello una serie de mascarillas reparadoras que lo nutrirán e hidratarán, devolviéndole toda la fuerza y el brillo.
Repara en profundidad
Para ello, nada mejor que una mascarilla de aceite de almendras dulce, que está especialmente indicado para quienes tienen el cabello seco o las puntas abiertas, ya que impide que se abran. Para aplicarlo, debemos echar un poco en las manos, calentándolo un poco entre ellas y extendiéndolo sobre el cabello, especialmente en las puntas, que masajearemos con cuidado.. Una vez que lo hayamos extendido bien por todo el cabello, peinaremos suavemente para facilitar la absorción del producto y nos cubriremos con el cabello con un papel film, dejándolo actuar, como mínimo una hora. Pasado ese tiempo, nos lavaremos cabello con nuestro champú habitual, asegurándonos de que hemos retirado totalmente el aceite del cabello.
Si tienes el cabello muy estropeado puedes aplicar el mismo tratamiento utilizando aceite de aguacate (palta) en lugar de almendras.
Un cabello más suave
Si tu cabello ha quedado muy áspero, puedes aplicar una mascarilla de tomillo, para la que necesitarás una yema de huevo, media cucharadita de aceite de oliva, tres cucharadas de hojas de tomillo y 50 ml de agua. Prepara una infusión de tomillo, dejándola hervir durante diez minutos y, cuando se haya templado, añade el huevo el aceite de oliva. Aplícala sobre el cabello recién lavado y húmedo y déjala actuar durante diez minutos, aclarándote después con abundante agua tibia para limpiar completamente el cabello.