No siempre que se tienen las uñas quebradizas es por una mala alimentación o a que se haga mal la manicura. Pueden influir otra serie de factores que suelen pasar desapercibidos como es el caso del trabajo que se realiza. Es evidente que si se tiene un empleo en el que hay que estar muy en contacto con el agua, las uñas se resienten. No es el único. Muchas veces los teclados del ordenador, algo que es tan habitual, tampoco son un buen aliado para las uñas, contribuyendo a que se quiebren fácilmente. Sin embargo, todo esto puede acabarse con unos sencillos consejos.
Qué puedo hacer
Todos los consejos forman parte de un ritual que hay que seguir para obtener resultados, apreciándose el cambio en menos de un mes aproximadamente. El objetivo es conseguir que las uñas estén más duras. Evidentemente en el mercado hay diferentes bases protectoras y endurecedores que son de ayuda, pero que no siempre son una solución definitiva y duradera.
Lo primero que hay que hacer, aunque sea un sacrificio, es reducir la largura de las uñas, de manera que no se lleven demasiado largas, teniendo que dejarlas tan sólo unos milímetros más allá de su borde.
El siguiente consejo es limitar el uso de la lima porque, aunque se use adecuadamente contribuye a que se quiebren en estos casos. Para ello, la mejor opción es utilizar unas tijeras, de forma que las uñas se corten tomando la forma que se desea. Siempre es mejor por llevarlas cuadradas que no redondas. Además, es más fácil cortarlas así y que ya tengan la forma para evitar el exceso de lima, cuyo uso debe estar sólo reservado para los bordes de las uñas, pero sin abusar, y para realizar un ligero limado que no debe ir más allá de dos o tres fricciones en el resto de la uña para que no raspen.
El siguiente paso es pintarlas porque se hacen más fuertes. Lo principal es utilizar una buena base, siendo conveniente utilizar las que son endurecedoras, aunque tampoco es imprescindible, porque el mejor consejo es llevarlas siempre pintadas. Además, al haber varias capas, se gana en consistencia. Una buena opción es la manicura francesa puesto que el borde blanco contribuye a reforzarlas y a evitar que, por ejemplo, se quiebren por el roce con otros objetos como, por ejemplo, las teclas del ordenador. Aparte la manicura francesa tiene la ventaja de que puedes utilizar tonos muy claros en el caso de que no te guste llevar las uñas pintadas.
Con estos pasos, verás como las uñas no se rompen ni si quiebran. Conforme vaya pasando el tiempo, serán más robustas y resistentes y podrás ir aumentando la largura e ir, poco a poco, prescindiendo de capas de esmalte.