Si los ojos de una persona son el reflejo del alma, las manos reflejan la experiencia de toda una vida. Habitualmente cuidamos al máximo la piel del rostro con cremas hidratantes y leche limpiadora. Sin embargo, es común olvidarse de que las manos necesitan tantos cuidados como la piel de la cara.
Toda mujer sueña alguna vez con tener unas manos suaves y bellas y unas uñas largas y fuertes. Sin embargo, es relativamente común que con el paso del tiempo la piel de las manos se agriete y terminen saliendo callos y durezas en los dedos. Los productos de limpieza y el trabajo diario terminan pasando factura a esta extremidad.
Aloe vera y rosa de mosqueta, el binomio perfecto
La clave aquí una vez más es la hidratación. Es recomendable utilizar cremas específicas para manos con ph neutro varias veces al día para combatir la sequedad y evitar que la piel se agriete. Además, el aloe vera y el aceite de rosa de mosqueta serán dos aliados indispensables este invierno, ya que las bajas temperaturas provocan que la piel se reseque aún más.
Estos dos elementos además de hidratar en profundidad consiguen que las heridas cicatricen con rapidez. Un buen remedio casero es mezclar el gel que esconde dentro de la hoja de aloe vera con unas gotitas de aceite de mosqueta en un bol. Conseguirás una hidratación máxima y una sensación muy placentera si pruebas a masajear tus manos con el ungüento. Para casos extremos es muy recomendable cubrir las manos con unos guantes de lana después del masaje para potenciar el efecto.
Las manos también hay que exfoliarlas al menos una vez por semana para eliminar células muertas. Conseguiremos que parezcan más suaves y sedosas y ayudaremos al efecto hidratante de las cremas. Además siempre hay que utilizar guantes para realizar tareas domésticas ya que el agua y los detergentes estropean mucho la piel y las uñas.