Al salir por la mañana o al ir a una fiesta o a una cita importante prestamos mucha atención tanto a nuestro maquillaje como a nuestro vestuario, pero a veces nos olvidamos de que, para que el resultado sea perfecto, ambos deben estar bien combinados.
Si no sabemos cómo hacerlo, muchas veces optamos por maquillarnos en el mismo tono del vestido, pero esta no siempre es la solución, ya que nos puede dar una apariencia recargada, al tiempo que la poca variación del color en el maquillaje y el vestido nos da una apariencia poco original y monocorde.
La elección del maquillaje dependerá mucho de la ocasión para la cual utilicemos el vestido. Si nos maquillamos para la noche podemos utilizar colores más intensos que resalten nuestros rasgos, pero si es para acudir al trabajo o a una cita profesional, deberemos siempre elegir colores suaves que combinen con nuestro vestuario.
Lo primero que deberemos determinar es qué tipo de color es nuestro vestuario, si es de colores fríos (los que tienen una base o fondo azul en su composición) o cálido (más tendente hacia el amarillo).
Si utilizamos ropa de tonos cálidos, para nuestras sombras de ojos podemos elegir tonos beiges, naranjas, dorados, salmón, y mostaza, y para los labios lo ideal son anaranjados, rojos y tonos amarronados suaves.
Si por el contrario vamos a vestir de tonos fríos podemos usar sombras verdes, azulas, moradas, grises, negras y blancas y barras de labios rojas, fucsias o rosadas.
Una vez elegido el color, ya sólo nos quedará variar la intensidad del maquillaje, así como si aplicamos delineador, perfilador y máscara de pestañas para estar listas, logrando que nuestra imagen presente un conjunto totalmente armonioso.