Pintarse los labios y mantener el carmín es una tarea, de por si, complicada. Si a eso, le sumas una barra de labios roja puede ser algo casi titánico. Aunque no soy una gran fan de este tono, confieso que no me queda demasiado bien, tengo el gusanillo desde hace unos meses pues este invierno viene un maquillaje de cara lavada y carmín intenso y, como el efecto es espectacular, quiero probarlo.
Rojo: la sensualidad
Quiero mis labios tersos y sedosos y, no sé si os ocurrirá lo mismo, pero cuando uso un pintalabios rojo sangre, mis labios aparecen mates, secos y cuarteados. He usado otros colores de las mismas marcas y no me ocurre así que he deducido que era por el efecto del rojo.
El carmín rojo es más espeso y denso que otros colores y, normalmente, con una pasada ya nos vemos demasiado maquilladas. Esta es una de las razones por las que a veces, al utilizar este tono, el labio parece más reseco de lo que está en realidad. Una buena solución es utilizar base de maquillaje en los labios y, encima, crema hidratante. La base por si sola no haría más que enfatizar ese efecto reseco por eso, la hidratante, es necesaria. El carmín se aplica sobre esa base de crema, que da una textura sedosa al labio.
De la barra de labios al gloss
La mítica barra de labios Rouge Chanel sigue teniendo su espacio pero la evolución de la cosmética ha hecho que en los últimos años hayan surgidos brillos capaces de emular al Rouge de la casa francesa con una textura más líquida que asegura un acabado brillante y muy sedoso.
Aunque siempre he sido partidiaria del rojo mate, porque da un toque muy vintage a nuestro look, el satinado que ofrecen estos productos resulta más atractivos pues dan volumen a los labios y un aspecto muy jugoso. Si no puedes decidirte por uno haz como yo: mate de día y brillante de noche. ¿Te atreves con el Rouge?