Hay personas que son más perezosas o bien no disponen del suficiente tiempo para hacer ejercicio, recurriendo a la electroestimulación en casa para evitar la flacidez, sobre todo, ahora que apremia el tiempo para ponerse el bikini. Aunque es un sistema que no debe sustituir al ejercicio físico, lo cierto es que es una opción que se puede tener en cuenta para ganar en firmeza.
Eso sí, no hay que equivocarse porque es un método que es complementario porque no se ganan en unos minutos los abdominales o los glúteos firmes con estas corrientes eléctricas, que trabajan causando contracciones musculares. De todos modos, si utilizas la electroestimulación, te conviene saber para qué casos está indicada, su modo de uso y las precauciones que debes adoptar.
Para quién
La electroestimulación no está aconsejada para personas que llevan una vida sedentaria. Es especialmente idónea para todas aquellas que ya hacen ejercicio, pero que tienen problemas para acabar con la flacidez.
Cómo funciona
La electroestimuación se basa en unas corrientes eléctricas que causan una contracción de la musculatura. Este sistema tiene la ventaja de que permite alcanzar las fibras musculares que son más difíciles de activar con los ejercicios de tonificación convencionales. De ahí, que se vea más como un sistema complementario y no como una alternativa al ejercicio físico para tener un cuerpo firme.
Precauciones
El sistema, como cualquier otro método, tiene también algunos aspectos menos positivos o con los que hay que tener cuidado. En su uso es importante adoptar una serie de precauciones, sobre todo, de cara a evitar el riesgo de ruptura de fibras musculares.
Esto pasa por usar con mucho cuidado los electroestimuladores. La clave está en ir subiendo la intensidad de forma progresiva y poco a poco en función de los niveles que tenga cada aparato, llegando algunos a tener un total de 32. Además, no hay que abusar tampoco de la frecuencia. Lo ideal es emplear un par de veces a la semana.
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