A menos que ya te hayas decidido a usar botox, si te miras al espejo seguramente verán unas arruguitas en el entrecejo, que según nuestra expresividad pueden ser más o menos profundas. Evitar la aparición de estas arrugas es complicado, ya que son arrugas de expresión y gestos como fruncir el ceño son difíciles de contener cuando estamos enfadadas o preocupadas.
Afortunadamente, una vez que han aparecido, podemos mitigar y suavizar la profundidad de las arrugas mediante unos sencillos ejercicios, lo que no sólo nos hará parecer más jóvenes, sino que nos proporcionará una expresión más desenfadada.
Para empezar, debes fruncir el entrecejo hasta que notes los músculos de la frente. Masajea entonces las líneas de expresión que se forman, utilizando las yemas de los dedos y siempre de arriba hacia abajo. A continuación masajea en la dirección contraria, de abajo hacia arriba y ahora, con las yemas de los dedos, recorre la frente hasta llegar a las sienes, sin dejar de masajear, estirando suavemente la piel a medida que avanzas hacia las sienes.
El siguiente paso es presionar con las yemas de dos dedos en el entrecejo, estirando hacia afuera, de forma que cada yema quede paralela a la arruga en el exterior a ella abriendo entonces un poco los dedos mientras haces presión, de forma que notes cómo la frente se alisa.
El último ejercicio lo realizaremos con todo el rostro. Para ello, debes levantar las cejas todo lo que puedas, y abrir mucho los ojos, como si estuvieras muy sorprendida. Entonces relájate y deja caer la cabeza primero hacia la izquierda y luego hacia la derecha, suavemente. Repite el ejercicio cinco veces seguidas y, si quieres conseguir resultados más rápidos, hazlo dos veces diarias.
A partir de la segunda semana, notarás cómo efectivamente las arrugas comienzan a difuminarse.