Lo que debes saber es que el éxito de la ortodoncia no solo depende del conocimiento de los dentistas, sino que los pacientes también deben poner de su parte aplicando una serie de consejos como los que compartimos en este artículo.

Prioriza tu higiene bucodental

Cuando estás en pleno tratamiento de ortodoncia, debes tener muy claro que la limpieza de tus dientes y de los aparatos ortodóncicos es fundamental para tu salud bucodental. Por ello, debes invertir más tiempo de lo habitual para que todo esté muy limpio, sin importar si te has decantado por Invisalign o brackets metálicos, de zafiro, linguales o Damon. Es conveniente utilizar uno de los cepillos especiales para ortodoncia que encontrarás fácilmente buscando en Internet, puesto que no te costará tanto llegar a las zonas más inaccesibles para cualquier cepillo convencional.

Fíjate en tu alimentación

Como es lógico, si el sistema de ortodoncia es el de Invisalign no tendrás que preocuparte, ya que bastará con quitarte la férula para disfrutar de cualquier alimento. Sin embargo, si llevas brackets la cosa es distinta, ya que deberás evitar o minimizar al máximo alimentos como por ejemplo turrones, golosinas, frutos secos duros, bocadillos a mordiscos o manzanas a mordiscos.

La constancia es fundamental

Si te has decantado por Invisalign, tendrás que se muy constante a la hora de colocarte la férula durante el mayor número de horas posible, ya que de lo contrario estarás restando efectividad al tratamiento. Se deben tener puestas un mínimo de 22 horas al día, lo que significa que sólo te las puedes quitar para comer y para lavarte los dientes.

En el caso de los brackets es distinto porque no te los puedes sacar así como así. En este caso lo que hay que remarcar es que no hay que esperar más de la cuenta para solucionar un problema como el que a veces ocurre cuando uno de los brackets se desengancha.

Sé fiel a tu cita con el dentista

Como todo tratamiento, de nada sirve iniciarlo si no se sigue con el plan establecido por el dentista, que es quien va programando una serie de visitas que sirven para comprobar si todo está saliendo según lo previsto. De no ser así, hay que ir corrigiendo los posibles errores que se han podido cometer, algo que solo se puede hacer si se está a tiempo. Con Invisalign las visitas se suelen programar cada 4 o 6 semanas, mientras que los brackets suelen exigir una periodicidad mensual.

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Los enjuagues

Los enjuagues naturales habitualmente se preparan con hierbas como si fuera una infusión con la que hay que enjuagarse la boca después de haber cepillado los dientes. Una de las más recomendables es la manzanilla por sus propiedades calmantes, así como el tomillo. En ambos casos, la preparación de la tisana tiene que hacerse empleando una cucharadita de estas plantas por taza de agua caliente.

Para tener unos dientes más sanos y más blancos en los que no haya ni el más mínimo atisbo de sarro también es muy útil hacer una infusión de romero. La cantidad que se debe utilizar para su elaboración es algo inferior que en las plantas secas anteriores, ya que tan solo se precisa una cucharadita por cada taza de agua caliente.

Y, finalmente, otra alternativa que es muy recomendable a la hora de hablar de higiene bucal es el cardamomo, que quizá sea la menos conocida. Sus posibilidades de empleo son varias. Como en las plantas de las que ya hemos hablado se puede hacer una infusión para que actúe como enjuague bucal.

Otra posibilidad es masticar sus semillas después de comer principalmente o bien a lo largo del día. La clave está en masticarlas hasta notar frescor en la boca, aparte de en realizar el proceso con todos los dientes para que sus efectos lleguen a todos ellos y se extienda por toda la boca.

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Los remedios

Además del cepillado y de la correcta higiene bucal, en casa se pueden seguir una serie de consejos para evitar que los dientes pierdan su color blanco, mantenerlo o bien recuperarlo poco a poco.

La clave principal para conseguirlo está en la alimentación, tratando de reducir y de eliminar algunos productos y de consumir más habitualmente una serie de alimentos. Dentro de la lista de los que deben ingerirse con limitación y precaución para tener los dientes sanos y blancos están todos los que son ricos en azúcar, el café, té, vino tinto, tomates y cítricos y las bebidas energéticas, alcohólicas y los refrescos.

Por el contrario, deben primarse otros productos como es el caso de los lácteos como la leche, el yogur, el queso… que son ricos en calcio y en fósforo (sobre todo los quesos), aparte de contener caseína, que se encarga de evitar que no se asimilen los dos primeros en el organismo. Además, también son de gran utilidad para neutralizar los ácidos de algunos alimentos que corroen el esmalte y favorecen la aparición de bacterias.

Las frutas como las fresas son imprescindibles porque contienen un ácido blanqueador. Para beneficiarse de esta propiedad, hay que hacer con ellas una especie de dentífrico, que tan solo se prepara con fresas trituradas con las que se debe cepillar los dientes y encías una o dos veces por semana. También se pueden tomar con frecuencia, puesto que son ricas en vitamina C, que ayuda a mantener los dientes y las encías en perfecto estado.

Dentro de la lista de alimentos tampoco faltan las manzanas, que contiene ácido málico que combate las manchas en los dientes, así como el apio y las zanahorias, cuya fibra actúa como un cepillado de dientes. Finalmente, están la lechuga y el brócoli, que también ayudan a prevenir y frenar las manchas.

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Los consejos

Dentro de los cuidados esenciales que hay que tener para lucir una boca bonita y sana y una estupenda sonrisa, con independencia de que los dientes se tengan más o menos feos, es adoptar unas pautas de higiene claves. Entre ellas figura el cepillado de los dientes después de cada comida y el uso del hilo dental, siendo necesario en algunos casos, y siempre que lo recomiende un especialista, utilizar algún colutorio.

Pero, además, hay que tener una serie de precauciones para que no se dañe el esmalte de los dientes y se estropee la sonrisa. Un hecho que es más fácil de lo que inicialmente se piensa porque hay alimentos que contribuyen a su deterioro, por lo que deben ser ingeridos con precaución.

Entre ellos, por ejemplo, está el vinagre, cuyo consumo excesivo daña los dientes por su contenido en ácidos, así como el café y el té que contienen taninos, que suelen favorecer la aparición de manchas y también decoloraciones por alternarse el pH de la boca.

Una situación similar se produciría con el vino, que contribuye a que se generen algunas manchas grises en los dientes, siendo más fácil que se creen con los tintos que con los blancos.

También hay que tener cuidado con los cítricos como los limones, naranjas, pomelos, tomates… La clave está en su nivel de acidez, que puede provocar un efecto amarillo en los dientes. Y, por supuesto, ojo con el azúcar por su relación directa con las caries, así como de los alimentos que lo contienen como es el caso de los frutos secos.

Finalmente, no hay que olvidarse de desterrar otros hábitos que son perjudiciales como fumar. Algo con lo que se ganará no solo en salud bucal, sino que también reportará en ventajas para el resto del organismo.

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Las técnicas

Una de las soluciones que se pueden barajar también para conseguir unos dientes 10 son las microcarillas, que ahora son mucho más naturales y no se notan tanto como cuando se comenzaron a utilizar, lo que es posible gracias a los nuevos materiales que se han introducido y que presentan ventajas como esa mayor naturalidad, pero también mayor resistencia.

Este sistema está especialmente indicado para corregir el color de los dientes, si no quieres hacer un blanqueamiento dental, además de poder modificar su forma, aunque en este último caso es preciso que estén bien alineados.

Entre sus ventajas figura que no se precisa anestesia ni trabajar el diente tallándolo y que en dos sesiones se puede disfrutar ya de una sonrisa perfecta, siendo recomendable hacer sesiones de mantenimiento cada seis meses aproximadamente.

Una solución parecida es colocar unas nuevas fundas sobre el diente, que se conocen como Snap on Smile y que han sido creadas en Estados Unidos. Este sistema tiene la particularidad de camuflar dientes partidos o piezas dentales que falten, aparte también de corregir el color en aquellos casos en los que el tratamiento de blanqueamiento no resulta efectivo.

La técnica consiste en hacer estas fundas, que se crean de forma personalizada, y en cuya colocación no se requiere tampoco anestesia ni tallar el diente. No obstante, hay que tener en cuenta que se precisa de un período de ajuste de alrededor de dos semanas.

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La técnica

Realmente para que los dientes nos puedan quitar años, al menos de forma visual, lo que hay que hacer es un rejuvenecimiento dental. Con este nombre se conoce una técnica que consiste en unificar dos tratamientos: blanqueamiento más moldeado.

En primer lugar, se empieza a blanquear los dientes para luego seguir con el moldeado de los mismos, pero sin hacer grandes modificaciones. Se trata de corregir pequeñas imperfecciones que pueden estar en el borde de los dientes por desgaste, se ha estropeado el esmalte… De hecho, no es un sistema adecuado cuando hay problemas más graves como dientes que están mal colocados.

Esta técnica solo es aconsejable utilizarla cuando existen irregularidades en los dientes que están relacionadas con su forma. Es decir, hay zonas de esmalte descascarillado, algunas pequeñas fisuras, mamelones de crecimiento, dientes prominentes o tinciones superficiales, entre otros.

La ventaja del rejuvenecimiento dental es que no duele y que, además, no es preciso utilizar anestesia. Además, el tratamiento se realiza de una forma bastante rápida, puesto que habitualmente tan solo se precisa una sesión.

Y, como en toda técnica estética, también hay inconvenientes. Entre ellos, por ejemplo, se encuentra una sensibilidad más alta en los primeros días, que posteriormente desaparece sin que vuelva a sentirse.

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Las técnicas

Principalmente hoy en día existen dos técnicas que son las más habituales para corregir este tipo de problemas. Una de ellas consiste en hacer una microcirugía, que se realiza en general en los dientes superiores, que son los que más se ven cuando una persona se ríe.

Este tratamiento permite eliminar el exceso de encía, además de poder modificar su forma, de manera que sea más equilibrada y quede más bonita la sonrisa y los dientes parezcan más largos. La intervención, en la que pueden emplearse también algunas plantillas quirúrgicas, suele durar como máximo unos 45 minutos, aunque evidentemente depende de todo lo que haya que hacer.

En el caso de la microcirugía, no hay que olvidar que se precisa anestesia, aunque la intervención se realiza con la local. También se ponen puntos, aunque no impiden la actividad diaria.

Si no se quiere optar por la cirugía y el problema no es tan pronunciado, existe otra técnica que es más sencilla. Viene de la mano del botox, que también se está aplicando en el ámbito dental.

La técnica consiste en inyectar algunas dosis de esta toxina en el músculo que eleva el labio superior, de manera que pueda caer más y no deje ver tanto la encía. El inconveniente es que esta técnica no es tan duradera como la otra, ya que su efecto suele mantenerse durante unos cuatro meses.

Aquí no es necesaria la anestesia y el precio suele ser más económico que la microcirugía, ya que viene a costar unos 100 euros o 150 euros aproximadamente frente a los cerca de 600 que puede valer una intervención quirúrgica. Así que no hay excusas para lucir una bella sonrisa.

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La técnica

La escultura dental se basa en una técnica que, como su nombre indica, se centra en esculpir o moldear los dientes de forma artesanal para darles la forma que se quiere o bien que precisa en relación al resto de las piezas dentales. Para ello, se emplea un material que es como una resina, que se aplica sobre el diente y que posibilita que se pueda hacer ese “rediseño”.

Normalmente, este tratamiento, que suele durar entre 30 y 60 minutos según el diente y el trabajo que haya que hacerse, está indicado para las personas que necesitan reconstruir defectos del esmalte del diente como, por ejemplo, originados por el desgaste de la edad, por el bruxismo o bien por fracturas parciales, siendo posible también emplear esta técnica para evitar la separación entre dientes, entre otras opciones.

La escultura dental presenta una serie de ventajas en relación a otras técnicas, siendo una de las principales que no es agresiva, puesto que no se talla el diente directamente, sino que se emplea esa especie de resina. Tan sólo se actúa directamente sobre la pieza dental para prepararla porque tiene que estar totalmente limpia su superficie y pulida.

No obstante, tiene también algún inconveniente. Y es que suele notarse que se lleva algo en la boca, aunque es una sensación que personas que han probado la escultura dental aseguran que pasa en pocos días.

Y ya sabes que, como siempre, para obtener un buen resultado hay que ponerse en manos de profesionales, sobre todo, porque esta escultura requiere una gran destreza para que quede bien.

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Los alimentos

En primer lugar cabe hablar de los productos lácteos en sus diferentes modalidades. Uno de los mejores aliados para que los dientes estén más sanos es el yogurt, pero es importante que no contenga azúcares añadidos o bien que no lo añadas tú para poder obtener sus beneficios. Entre ellos figuran, por ejemplo, que previene la aparición de placa en los dientes, además de contribuir a evitar enfermedades que afectan a las encías.

Otra de sus ventajas es que colapsa las bacterias, dificultando que actúen y dañen dientes y encías, aparte de ser rico en vitamina D, que es esencial para los dientes, siendo igualmente importante ingerir alimentos que la contengan. Y, como ventaja añadida destaca que reduce el nivel de sulfuro de hidrógeno, que es el responsable de mal aliento, aunque éste no siempre se produce por problemas estrictamente bucales.

Dentro de los productos lácteos no podemos olvidar otro pilar fundamental como son los quesos. Da igual si es fresco o más fuerte. Puedes elegir la variedad que más te guste porque prácticamente todos, en realidad, tienen una buena cantidad de calcio, que es también clave para los dientes. Y es que los quesos son unos buenos protectores para evitar las caries, además de ayudar a eliminar bacterias en la boca al favorecer la generación de más saliva.

Otros alimentos que ayudan también a tener los dientes en perfecto estado son todos aquellos que son ricos en fósforo como es el caso de las legumbres, la leche –que aparece de nuevo-, los huevos o el pescado. La razón radica en que es un componente fundamental para la estructura de los dientes.

Y, finalmente, pero no menos importantes, hay que hablar de los alimentos que tienen una alta cantidad de vitamina C porque con su ingesta se mejoran las encías y se evita que se sangre, aparte de reducir posibles problemas de cicatrización. No obstante, hay que tener cuidado con alimentos como el limón porque, consumidos directamente y de forma muy habitual, puede contribuir a dañar el esmalte.

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Los alimentos

Empezamos por uno de ellos del que seguramente habrás oído hablar en más de una ocasión. Se trata de la manzana. Es la fruta por excelencia en cuanto la higiene y blanqueamiento de los dientes. Eso sí, para aprovechar todos sus beneficios, hay que comerla con la piel lavada y a mordiscos.

Una forma de comer –a mordiscos-, que igualmente debe seguirse con otro tipo de alimentos igualmente beneficiosos. Es el caso de la zanahoria y del apio. En este último caso, da igual que sea apio verde o apio blanco.

< Otras frutas que son muy beneficiosas son las fresas. Y aunque, en general, los frutos rojos propician las manchas, las fresas son una excepción. La clave está en que contienen una sustancia denominada ácido málico que se incluye en las pastas de dientes blanqueadores. Para aprovechar su potencial, igualmente, hay que comerlas a mordiscos.

Dentro de las frutas no hay que olvidarse tampoco de los cítricos con la excepción del limón y del pomelo. El resto, son perfectos para conseguir unos dientes blancos de forma natural.

Las verduras también son muy útiles. Entre ellas, destaca por ejemplo la coliflor y las judías verdes porque contribuyen a limpiar los dientes mientras se están masticando. Y, aparte, cabe hablar de otros productos como los lácteos. Ellos también pueden contribuir a tener unos dientes blancos siempre que sean ricos en calcio.

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Los alimentos

Algunos son ya bastantes conocidos como es el caso del café o del té –incluido el té verde que ayuda a proteger de las caries-, cuya ingesta tiene un efecto directo sobre los dientes, favoreciendo la aparición de manchas. Unas consecuencias que también se aprecian en otras bebidas como, por ejemplo, el vino, sobre todo, en el tinto, así como los refrescos, siendo los de tipo cola los que más afectan.

Sin embargo, hay otros que quizá son menos conocidos y que, igualmente, se consumen de forma habitual e, incluso, diaria. Por ejemplo, entre ellos están las frutas y verduras. Hay que tener especial cuidado con las que tienen color oscuro porque son las que presentan mayor afección. Es el caso de moras o arándanos, principalmente. Este cuidado debe mantenerse aunque se ingieran en zumos. Cuidado también con la remolacha.

Además, también hay que prestar atención al consumo de cítricos como el limón porque, aunque no contribuyen a que aparezcan manchas de forma directa, con su consumo se va destruyendo la capa de esmalte apareciendo la que hay justo debajo que es de color amarillento.

Igualmente, las salas como, por ejemplo, la de soja, entre otras, o también el vinagre balsámico, siguiendo siempre la máxima de que cuánto más oscuras sean más posibilidades tienen de que manchen los dientes.

Y, por supuesto, aunque no sea un alimento, ojo con el tabaco que es la principal causa de que aparezcan manchas. Si puedes, deja de fumar y, si no, trata de reducir el consumo de cigarrillos y de fumar con el café porque se potencia el efecto y las manchas aparecen con mayor facilidad.

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Para conseguir una dentadura luminosa y blanca, que transmita juventud y belleza cuando sonrías, existen varios métodos; y los más rápidos y efectivos pasan por acudir a un odontólogo especialista que blanquee tus dientes en su consulta. Sin embargo, existen otros métodos para usar en casa que también dan buenos resultados. Uno de ellos son las pastas de dientes blanqueadoras.

Diferentes tipos

Cuando te acerques a la farmacia a comprar una pasta de dientes que consiga blanquear tu sonrisa y te proporcione una dentadura brillante y bonita, te darás cuenta de la gran cantidad de tipos y marcas que existen. Hay algunas que llevan blanqueadores abrasivos, como el carbonato cálcico, que resultan efectivas si hay manchas en los dientes. Son las más baratas, pero hay que tener cuidado ya que pueden estropear el esmalte si son demasiado abrasivas.

Después están las pastas que llevan sustancias blanqueadoras químicas, como el peróxido de carbamida, y resultan efectivas en función de la concentración de los componentes químicos que llevan. Funcionan bien con dientes amarillentos. Otro tipo de pastas que blanquean los dientes mediante sustancias enzimáticas. Contienen enzimas frutales de papaya o piña, entre otras, que disuelven las manchas. Son las más caras, pero también las menos agresivas con el esmalte, y resultan bastante eficaces.

Todas estas sustancias que se emplean para blanquear los dientes pueden aparecer combinadas en una misma pasta. Y precisamente éstas son las que dan mejor resultado.

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Hay ciertos alimentos que, aunque son sanos y beneficiosos desde un punto de vista nutricional, contienen sustancias que pueden alterar el esmalte de los dientes. Hacen que se tiña de color, arruinando la blancura de tu mejor sonrisa, e incluso pueden erosionar el esmalte. Averigua cuáles son estos alimentos para poder paliar las consecuencias que tienen sobre tu dentadura.

Modera el consumo

Son alimentos sanos, tomados con moderación, pero resultan nefastos para tus dientes. En muchos casos contienen sustancias cromógenas que se pegan al esmalte y lo manchan. No se trata de eliminarlos por completo de la dieta, sino de extremar la higiene cuando los tomes, o utilizar algún producto blanqueante. Este es un buen consejo para tener una dentadura perfecta.

– Uno de los más famosos es el vino tinto. Es especialmente dañino pues contiene ácidos, taninos y cromógenos, por lo que si lo consumes de forma frecuente hará que tus dientes adquieran un significativo color rojo. No dejes de consumirlo, pero hazlo con moderación. Por cierto, el vino blanco también ensucia, aunque menos.

– El café y el té son otros grandes sospechosos de manchar la dentadura, y con toda la razón, pues la oscurecen bastante. Lo mejor es no tomar más de tres tazas de estas bebidas al día, y lavarse los dientes después.

– La naranja, y en general todos los cítricos, son muy perjudiciales. El ácido cítrico erosiona el esmalte dental y lo daña. Sigue tomándolos pero, justo después, enjuágate con agua. No utilices pasta de dientes porque se mezclaría con el ácido cítrico y se alargaría su efecto.

– El tomate es uno de los alimentos más sanos que existen, pero es fatal para el blanco de sus dientes. La salsa de tomate los ensucia muchísimo.

– Otros alimentos que manchan tus dientes son los caramelos con colorantes de color azul o rojo, y la salsa de soja, tan oscura. Recuerda cepillarte cuando los tomes.

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Pero, además de los tratamientos que puedes encontrar en tu clínica dental, también hay algunas cosas que tú misma puedes hacer para proteger la belleza y la salud de tus dientes. Aquí tienes algunos consejos para tener una dentadura perfecta.

La higiene, esencial

En primer lugar, y aunque parezca obvio, es necesario mantener una higiene dental rigurosa, cepillándote los dientes tres veces al día con una pasta con flúor. Además, para que la medida sea efectiva, has de hacerlo correctamente, es decir, en sentido vertical y después en horizontal. El cepillado ha de durar tres minutos (más o menos) y debe completarse con hilo dental y un enjuague bucal.

Determinadas conductas también pueden perjudicar nuestros dientes, por lo que queda terminantemente prohibido usarlos como herramienta, ya que podrían incluso romperse. Además, hemos de vigilar las manías como rechinar los dientes o apretar las mandíbulas, lo que se conoce como bruxismo, y que pueden tener consecuencias graves para nuestra dentadura (pueden desgastarse de forma drástica).

Vigila lo que comes

Ya te contamos en otra ocasión cuáles eran los alimentos que debías comer para tener unos dientes perfectos. Mostrar una sonrisa joven y espectacular pasa por consumir frutas y verduras. Encontrarás, entre ellas, algunas que actúan como blanqueador natural (zanahorias, fresas, manzanas, rábanos y uvas). También te conviene tomar suficientes lácteos, ya que son beneficiosos para regenerar el esmalte dental.

Debes evitar el café, las bebidas con colorantes y el azúcar. Las dos primeras manchan los dientes, mientras que la última puede provocar caries.

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– Limón: Corta un trozo de cáscara de limón, lávala bien y, con la parte interna, frótate los dientes. Si lo prefieres, también puedes utilizar un poco de zumo de limón en el cepillo de dientes como si fuera pasta dentífrica.

En ambos casos es necesario que te aclarares con mucha agua después de utilizar el limón para evitar que sea demasiado abrasivo con el esmalte. Si el limón nos resulta demasiado ácido, podemos utilizar en su lugar una cáscara de naranja.

– Papaya: Masticar un trozo de papaya cada día te ayuda a mantener la blancura de tus dientes.

– Fresas: El mismo resultado obtienes si frotas los dientes con una fresa partida por la mitad. Esta fruta tienen la ventaja añadida de que, además de cuidar tus dientes, también fortalece las encías en el caso de que sangren, por lo que te ayudará a prevenir la inflamación de las encías y la gingivitis. Comer diariamente un pedazo de papaya la cual ayuda a blanquear los dientes.
Otro modo de utilizar la fresa es extraer la pulpa de tres fresas, machacarla y después untártela en los dientes. La fresa no es tan abrasiva como el limón, por lo que puedes hacer esto tres veces por semana si tus dientes están muy manchados.

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