El objetivo del blanqueo de los dientes es una forma de aligerar el color natural si está un poco más oscuro de los normal) sin eliminar ninguna de la superficie del esmalte. Si bien el procedimiento no puede hacer un cambio total de color, lo que si puede es aligerar las actuales “sombras” y hacer que tu sonrisa sea muy brillante.
El procedimiento es mejor que te lo indique tu dentista habitual. La mayoría de los métodos de blanqueamiento que te aconseje tu dentista podrás realizarlos en tu casa. Los tratamientos pueden llegar a durar entre tres y cuatro semanas.
Uno de los métodos más comunes consiste en la colocación de una especie de funda de goma o gel que se coloca en los dientes quedando sujeta por las encías. En esta funda se coloca el producto blanqueador que te recomiende el dentista. El ingrediente activo en el producto normalmente es el peróxido de hidrógeno o peróxido de carbamida. El peróxido se distribuye por la superficie de los diente y comienza a trabajar reforzando y blanqueando así el esmalte.
El blanqueamiento con láser es otra técnica que se utiliza (esta no se realiza en casa). Primero protegerán tus encías para que no sufran ningún daño, te colocarán el producto que blanquea y a continuación aplicarán el laser. El laser activa el producto químico de la sustancia y la reacción de los dos produce el blanqueamiento. El cambio de color se puede conseguir más rápidamente utilizando este procedimiento, que puede hacer que los dientes se blanqueen hasta cinco o seis tonos más.