El arroz es una gramínea inicialmente cultivada en las zonas húmedas de los países asiáticos por sus múltiples propiedades nutritivas. La fécula del arroz se utiliza desde hace siglos en la elaboración de productos cosméticos. El polvo de arroz se comenzó a utilizar en Francia a comienzos del siglo XX para disimular las imperfecciones de la piel.
El almidón de arroz, polvos de arroz, es un talco de lo más natural: suaviza, calma y proporciona un tacto sedoso para todo tipo de pieles.
Limpia y depura la epidermis. Se aconseja aplicarlo en problemas: de acné, psoriasis y eccema seborreico.
Disminuye las secreciones cutáneas, por ello resulta un desodorante en polvo idóneo para las pieles más delicadas.
En las cabinas de estética, su uso es esencial para proteger cutis con capilares frágiles y reducir las rojeces.
Ayuda a refrescar y mantener la suavidad de las pieles más delicadas: bebés y niños. Para los más pequeños: después del baño, cambios de pañal y en las zonas de los pliegues.
Cómo usarlo: espolvoreamos el polvo de arroz sobre el rostro y el cuerpo, repartiéndolo con mimo y suavidad.
Es perfecto e ideal después de una mascarilla, depilación, peeling, ducha, en el deporte y para facilitar el masaje.
Muy indicado para las pieles delicadas, irritadas y enrojecidas así como después de tratamientos estéticos que provocan hiperemia, y siempre que se precise calmar, refrescar y relajar la piel. También se puede usar para masajes de effleurage (a flor de piel).
Resumiendo:
– Refresca y calma
– Dulcifica y protege la piel de roces
– Limpia y absorbe las impurezas