Uno de los primeros signos de envejecimiento son las pequeñas arruguitas que nos aparecen en las esquinas exteriores de los ojos, conocidas popularmente como patas de gallo. Impedir su aparición es imposible ya que están ligadas a expresiones faciales como la risa o la sonrisa, pero sí podemos intentan retardar su aparición lo más posible y, una vez que han aparecido, matificarlas para disimularlas y mejorar su aspecto, logrando así rejuvenecer nuestro rostro.
Una de las primeras medidas para prevenirlas es, dejar de fumar o intentar lo más posible mantener el humo lejos de los ojos, ya que, de lo contrario, instintivamente los entrecerramos, haciendo que las arrugas sean más profundas. Además, el humo del tabaco y las sustancias que inhalamos al fumar hacen que la piel envejezca prematuramente, ya que favorecen la pérdida de colágeno, perdiendo poco a poco la elasticidad acentuando las arrugas.
También es importante proteger la zona de los rayos del sol. Para ello, no sólo deberemos utilizar gafas de sol cuando éste sea muy intenso, sino también aplicarnos a diario cremas con protección solar. Elegir cremas para el que llevan incorporado este factor nos ayudará a ello.
No olvides aplicar cremas específicas para el contorno de ojos por la mañana y por la noche. Recuerda que al aplicarlas nunca debes arrastraras hacia las sienes, ya que se acentúan las arrugas, sino hacerlo con pequeños toquecitos, de forma que la crema penetre al tiempo que estimulas la circulación sanguínea, la oxigenación de la zona y la eliminación de los líquidos que se acumulan en esta zona.
Para disimular las patas de gallo cuando ya han aparecido, nada mejor que realizar exfoliaciones suaves del rostro de forma periódica y utilizar mascarillas naturales que hidraten y rejuvenezcan la zona. Las cápsulas de vitamina E también te ayudarán a ello, aplicando su contenido sobre la zona.