Este tratamiento va a tener un gran efecto rejuvenecedor de la piel del rostro. Comenzaremos lavándonos con un jabón neutro. Nos secaremos la cara con movimientos suaves para no irritarla, utilizando una toalla de algodón y después aplicaremos una gasa humedecida en manzanilla, y la dejaremos reposar durante cinco minutos.
Aplicaremos primero la mascarilla contra las arrugas y después contra las ojeras.
Para la mascarilla contra las arrugas, debemos batir ligeramente la clara un un huevo y aplicarla sobre la piel con un pincel suave, tratando de que cubra toda la piel del rostro, aunque evitaremos aplicarla en zonas muy cercanas a los ojos. La dejaremos actuar durante quince minutos y después la retiraremos lavándonos la cara con agua fría y secando la piel con suavidad, con pequeños golpecitos de toalla. Podemos realizar este tratamiento una vez a la semana o cada vez que necesitemos preparar la piel antes del maquillaje.
Para las ojeras, te ofrecemos otra alternativa casera que consiste en utilizar agua caliente (pero que no queme, sino que esté lo más caliente que puedas soportar), alternándola con agua muy fría (debes poner hielo en el agua), para lavar la cara. El agua caliente actúa como vasodilatador y el agua fria tiene el efecto contrario, lo que provoca un choque térmico que activa la circulación en una zona delicada como la zona de los ojos. Dado que no tiene ningún perjuicio para la piel, si tienes tendencia a tener ojeras, puedes utilizar este remedio a diario.
Después de usar ambos remedios, es conveniente que dejes descansar la piel un par de horas antes de ponerte maquillaje, para que la piel recupere su equilibro normal y luzca brillante y rejuvenecida.