Bolsas, ojeras, patas de gallo, todas ellas son signos que revelan el cansancio y el estrés a los que el ritmo frenético de nuestra vida diaria nos tiene sometidos. Si a ello unimos que son pocos los adultos que duermen las horas necesarias, no podemos sorprendernos de que poco a poco aparezcan bolsas bajo nuestros ojos y las patas de gallo sean más pronunciadas, restando juventud y luminosidad a nuestra mirada y envejeciendo nuestro aspecto.
Podemos paliar estos efectos con cremas y otros productos, pero llega un momento en el que la única forma real de combatirlo es mediante alguno de los tratamientos específicos para el contorno de ojos que podemos encontrar en los centros de estética. Aquí recogemos algunos de ellos:
– Antifaz de vitaminas: Es un tratamiento no invasivos, es decir, en el que no se utilizan jeringuillas ni se realizan incisiones en el que, mediante las ondas de radiofrecuencia se consigue que se absorban los oligoelementos y vitaminas contenidos en el antifaz, devolviendo de ese modo la tersura a nuestra piel y ayudando a eliminar las bolsas bajo los ojos. Son necesarias varias sesiones para conseguir un resultado óptimo.
– Radiofrecuencia o diatermia: Es un tratamiento especialmente indicado para corregir la flacidez de los tejidos faciales, logrando que se recupere la tersura y la elasticidad del rostro, consiguiente prácticamente redefinirlo. Consisten en la generación de una corriente eléctrica que atraviesa las distintas capas de la piel hasta llegar a las células musculares, aportándolas oxígeno y nutrientes, con lo cual se eliminan las toxinas contenidas entre las células. Lo normal es realizar entre 15 y 20 sesiones de unos 30 minutos cada una, pero ya desde la primera sesión podemos obtener resultados visibles. Se puede completar este tratamiento con otros a base de elastina y colágeno.
– Botox: Consiste en microinyecciones de una proteína natural denominada toxina botulínica, que ayudan a relajar el músculo, eliminando con ello las líneas de expresión y las pequeñas arrugas. Aplicado en el contorno de ojos, la reducción de las patas de gallo es visible a los tres o cuatro días, con la ventaja de que los efectos de este tratamiento tienen una duración de hasta seis meses.