El calor es uno de los grandes enemigos del maquillaje perfecto. Y es que, con las altas temperaturas, se tiende a sudar, lo que provoca que tanto la base como las sombras de ojos, raya… no siempre estén perfectos y en su sitio durante las 24 horas del día. Con unos sencillos trucos, se le puede poner solución, además de ser conveniente utilizar productos de larga duración o waterproof.
Ojos
En el caso de los ojos, uno de los principales problemas se centra en la sombra de ojos, que es habitual que se desplace o bien se cuartee, con independencia del tono que se haya elegido. Para evitarlo, es recomendable utilizar una prebase en el párpado, aunque igualmente es posible emplear polvos traslúcidos.
Una vez dado este paso, es clave extender muy bien las sombras que se empleen para fijarlas bien y evitar que se desplacen o bien que se acumulen en determinadas zonas del párpado.
Las mujeres que empleen lápices de ojos para delinear la mirada, es mejor que opten por el eyeliner o bien por los lápices que son de larga duración. Para las pestañas, el secreto no es otro que emplear también productos de larga duración o waterproof.
Boca
Los labios es otra de las zonas del rostro en los que el maquillaje es difícil de mantener intacto porque, además, el labial se va marchando conforme se bebe y se come. El primer paso para que el color esté inalterable es proporcionar a la boca cuidados específicos. El mejor es aplicar un bálsamo reparador todas las noches para que estén hidratados y sin pieles. Además, se debe hacer una exfoliación una vez por semana.
En los labios también es fundamental utilizar prebase, algo que muchas mujeres se olvidan de hacer. El perfilador es otro de los productos de belleza claves porque su función es evitar que el labial se desplace. Pero, como no están de moda las bocas perfiladas, hay que utilizar uno que sea del mismo tono que la barra de labios. Y, por supuesto, lo recomendable es que el labial sea de larga duración.
Y, finalmente, está el toque maestro y definitivo: hay que utilizar un spray fijador de maquillaje con el que se tiene que vaporizar el rostro a unos 30 centímetros, siendo necesario dejar que se seque sin retirar nada del producto con un pañuelo de papel ni tocarlo.