Verdades y mentiras de los esmaltes permanentes

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Cada vez hay más adeptas a los esmaltes permanentes porque son muy cómodos y habitualmente embellecen más las manos. Sin embargo, en torno a ellos, como sucede con muchos productos de belleza, técnicas y tratamientos, han surgido algunas mentiras, aunque en algunas hay algo de verdad, que conviene conocer.

Falsos mitos

Una de las creencias que está más extendida es que los esmaltes permanentes debilitan las uñas. Realmente no es cierto que esto sea por la acción directa del esmalte, lo que sucede es que, al llevar la capa esmaltada, la uña no puede recibir directamente los rayos del sol y fijar la vitamina D. Un problema que es posible solucionar si se emplean aceites para las cutículas secas o dañadas durante la manicura.

Vinculado a esta creencia, está otro falso mito: estos esmaltes no puede emplearse con uñas débiles. Es un error. Estos productos sí es posible aplicarlos en estas uñas y en las fuertes. Inicialmente, son idóneos para todos los tipos, salvo que exista algún problema concreto por temas de salud.

También está muy extendido que los esmaltes permanentes, realmente, no duran tanto. En este caso, hay que saber que este tipo de manicuras suele permanecer intactas durante dos semanas. No obstante, todo depende de la actividad que se realice porque hay profesiones en las que puede durar menos por el trabajo que se hace o por los productos con los que se está en contacto.

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Sobre su eliminación igualmente circulan rumores. Habitualmente se piensa que son esmaltes que son más difíciles de retirar. Y no es así porque hay productos específicos que los quitan de forma rápida y segura. Pero sí es cierto que, si se elimina en casa, se debe tener cuidado porque se corre el riesgo de levantar capas de la propia uña.

Y, finalmente, otra falsa creencia está relacionada con el color. Muchas mujeres creen que hay pocas tonalidades. En un principio sí era cierto, pero ahora las firmas cada vez están ampliando más la gama de colores para elegir el que más guste, habiendo ya casi tantos tonos como los de la paleta de esmaltes tradicionales.

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