Hay personas que tienen una piel muy suave al tacto como si fuera de seda. Una particularidad que toda mujer puede tener si se siguen unos consejos y hábitos de cuidado que contribuyen a mejorar el estado de la dermis en todo el cuerpo.
Cuidados
Uno de los primeros consejos que hay que seguir para alcanzar el objetivo de tener una piel más suave es utilizar un guante de crin en al ducha o en el baño para frotar suavemente todo el cuerpo y que se eliminen células muertas, granitos y otras impurezas o imperfecciones de la piel. De gran ayuda son también los geles que llevan, por ejemplo, sales del mar Muerto porque también aportan una mayor suavidad a la dermis.
Mantener la piel bien hidratada es clave para conseguir tener un tacto más suave. Tras la ducha o el baño siempre hay que aplicarla. Su uso debe ser diario, optando siempre por cremas que tengan una textura más ligera para que no tape los poros, además de por las que sean reafirmantes ya que garantizan la producción de colágeno.
La exfoliación igualmente es clave, pero no hay que abusar. Lo más recomendable es hacerla una vez por semana si la piel es fina y suave, mientras que si es grasa o bien más gruesa se puede realizar dos veces por semana.
Para conseguir una mayor suavidad, las exfoliantes más adecuadas son las que llevan enzimas de papaya o bien de piña, aunque se puede emplear cualquier otra para lo que se precisará añadir un poco de aceite de oliva para conseguir el resultado que realmente deseamos a no ser que ya lo incluya en su composición.
Y, por supuesto, no te olvides de la alimentación porque la piel es reflejo de lo que se come. De este modo, apuesta por frutas y verduras como el tomate o las espinacas, así como por el pescado azul y los frutos secos porque ayudan a generar colágeno, evitar la formación de radicales libres, contribuyen a mantener la piel hidratada y nutrida… favoreciendo así a que esté protegida y, en consecuencia, más suave. Y no te olvides de controlar la exposición solar con la adecuada protección.