Por más que se apliquen cremas y se hagan tratamientos para mejorar el aspecto de la piel, en el día a día pueden cometerse errores que arruinen los beneficios de todos esos cuidados. Muchas veces son pequeños gestos y falsos consejos que van de boca en boca, que no ayudan en nada a que la dermis luzca en todo su esplendor.
Los consejos
Uno de los errores más habituales al cuidar la piel es abusar de la exfoliación, pensando que se va a tener un mejor aspecto al eliminar todas las células muertas. No es así. Cierto es que es importante limpiar el rostro y exfoliar la dermis para que se regenere pero, si se hace demasiado, se crea el efecto contrario, ya que se elimina la capa lipídica que protege la piel, quedando más expuesta y más sensible a agentes externos y vulnerabilidades.
Muchas personas tras una larga jornada laboral buscan en la ducha o en el baño la relajación. Además de tener cuidado con el tiempo que se está dentro de la bañera o bajo el chorro del agua, se debe vigilar bien la temperatura para no estar demasiado tiempo en agua caliente porque se dañan las defensas de la piel. Lo mejor es agua tibia durante poco tiempo y acabar con chorros de agua fría para cerrar los poros. Este consejo igualmente tiene que aplicarse al lavar la cara. En este caso, no hay que abusar ni del agua demasiado caliente ni del agua demasiado fría para evitar irritaciones.
Otro error muy común es no proteger la piel del sol. Muchas personas solo usan protectores solares cuando se exponen directamente a los rayos solares en la piscina, playa… No hay que olvidarse de que afectan también cuando se va por la calle y en el día a día por lo que todas las cremas deben incluir protección solar o bien aplicarlo igualmente. Además, gracias a la evolución de la cosmética, ahora hay productos de protección solar pensados para las ciudades.
No hay que olvidarse tampoco de que la alimentación tiene una relación directa con el estado de la piel. Su gran enemigo es el azúcar, sobre todo, cuando se abusa. La clave está en que daña el colágeno y la elastina de la dermis. De este modo, solo se consigue facilitar la aparición de las arrugas y que la piel pierda firmeza.
Y, finalmente, hay que desterrar la idea de que dormir poco no tiene efectos negativos sobre la dermis. La noche es un perfecto aliado para regenerar la piel por lo que reducir las horas de sueño solo conlleva que pase a tener un tono apagado y amarillento, además de apreciarse los signos de cansancio y fatiga.