El retinol se ha convertido uno de los productos estrella de la dermoestética por los numerosos beneficios que tiene para mantener una piel y, en concreto, para frenar el paso del tiempo y corregir las señales de la edad como las arrugas. Pese a sus bondades es un producto que provoca algunas reticencias que, en general, suelen corresponderse con malos o inadecuados usos. Aquí vamos a dar unas claves para emplearlo correctamente y evitar posibles problemas.
Utilización
Lo primero que hay que tener claro cuando se emplea retinol es que la dermis necesita acostumbrarse de forma progresiva. De este modo, conviene tener especial cautela cuando se comienza a usar.
Si no se ha empleado nunca, lo más aconsejable es comenzar a aplicarlo con una fórmula del 0,1% o al 0,2% en días alternos. A continuación, se puede pasar a usar concentraciones mayores, por ejemplo, del 0,3% al 0,5%.
Aquí la piel estará ya más acostumbrada por lo que será posible empezar a emplear el producto en mayores concentraciones. Es el caso de aquellas que tienen el 1% e, incluso, más. Así, también cabría utilizar concentrados con el 2%.
Otro dato a tener en cuenta es que es mejor aplicar el retinol por la noche. No obstante, hay algunas excepciones. Son los casos en los que la piel está muy acostumbrada o bien la concentración es muy baja.
Potencia
La importancia del nivel de concentración del retinol que se aplica es clave para evitar problemas en la dermis como irritaciones. Precisamente, este aspecto es uno de los que más se argumenta a la hora de tener recelos en su uso. Pero no tienen por qué aparecer.
La clave está en que hay que tener en cuenta que es un producto médico. Esto hace que requiera de acompañamiento dermatológico. No hay que olvidar que una irritación de la piel puntual no puede conllevar ningún problema –aunque depende su nivel-, pero sí es un peligro cuando las irritaciones se producen de manera continuada en el tiempo.
Con un adecuado uso del retinol se pueden obtener buenos resultados que se mantienen en el tiempo y sin que se produzcan irritaciones. De ahí, la importancia de elegir la concentración necesaria y seguir los consejos de especialistas.
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