Dejar de fumar siempre es una buena idea, porque supone un gran beneficio para tu salud, pero no sólo eso, sino porque el tabaco también tiene efectos muy nocivos sobre tu piel. Aquí te los explicamos para que te animes a dejarlo:
– El tabaco pronuncia las arrugas alrededor de los labios. Cada vez que damos una calada, fruncimos los labios, y, cuando fumamos, lo hacemos muchas veces, con lo cual el desagradable «código de barras» es mucho más pronunciado en las fumadoras que en las que no lo son, y al ser arrugas funcionales, es mucho más difícil hacerlas desaparecer.
– El tabajo produce estrechamiento de los capilares de la piel, por lo que hace más difícil que se oxigene. Por esta razón la piel se vuelve más frágil y opaca, perdiendo el aspecto de la piel sana, y esto favorece la aparición de manchas en la piel y le da un aspecto grisáceo.
-Cuando fumamos, el humo que asciende desde el cigarrillo o que expusamos al exhalar una bocanada se deposita en los poros de nuestra piel, cerrándolos y llenándolos de suciedad, con lo que el tabaco favorece la aparición de granos y espinillas o puede agravar afecciones de la piel como el acné en las chicas jóvenes.
– Si eres fumadora y están pensando en someterte a una operación de cirugía estética, ten en cuenta que, debido al tabaco, la piel cicatriza mucho peor y son más frecuentes las infecciones, por lo que el postoperatorio puede ser más complicado que si no eres fumadora.
– El tabaco también se asocia a la aparición de enfermedades de la piel como la psoriasis y el eczema, o, si las padeces, se verán agravadas por él.
– Y, por último, no olvides la manchas en los dedos que la nicotina y el humo provoca, dándoles un aspecto amarillento.