Está claro que a todas, cuando salimos, nos gusta tomarnos una copa de vez en cuando, y desde luego no vamos a privarnos de ese placer. Pero debemos tener en cuenta que, a parte de los efectos que puede tener el alcohol sobre nuestra línea, dado su alto grado calórico, también causa perjuicios a nuestra piel, por lo que es mejor no pasarse con las copas.
– El alcohol reduce el nivel de vitamina A en nuestro cuerpo. Esta vitamina es la responsable de la regeneración de las células de la piel, por lo que si no tenemos suficiente, nuestra piel tendrá un aspecto menos sano y terso. Por otra parte, la vitamina A es un poderoso antioxidante que contrarrestra el efecto de los radicales libres en nuestro cuerpo, los responsables del envejecimiento.
– Beber demasiado alcohol dilata los vasos sanguíneos, con lo cual algunos pequeños capilares se quiebran, provocando microscópicas lesiones en la piel que pueden agravar cierto tipo de afecciones dermatológicas como la rosácea o el acné.
– El alcohol también afecta a las fibras de colágeno, con lo que causa un envejecimiento prematuro y hace que la piel pierda suavidad y da aspecto opaco a la piel, debido a que, cuando bebemos demasiado alcohol, se reduce el nivel de oxígeno en nuestra sangre y, consecuentemente, nuestra piel se oxigena peor, a veces incluso adquiriendo un color amarillento.
Sin embargo, esto no significa que debas abstenerte de tomarlo. Estudios médicos han revelado que el alcohol, tomado con moderación, es beneficioso para el sistema cardiovascular, reduce el riesgo de enfermedades como la diabetes y está demostrado que el vino tinto reduce los niveles de colesterol. No se trata de dejar de disfrutar sino, simplemente, de hacerlo con moderación.