La piel atópica se caracteriza por la aparición de lesiones cutáneas que se inflaman y enrojecen, que se extienden por todo el cuerpo, especialmente en los pliegues de la piel, como codos, rodillas, detrás de las orejas, etc. Desde un punto de vista estético, además, estas lesiones que resultan muy visibles y no siempre son fáciles de disimular, por lo que muchas veces nos vemos obligadas a ocultar dichas partes del cuerpo o a cubrirlas intentando que pasen lo más desapercibidas posibles lo cual, a la larga, puede empeorar el problema.
Para evitar esto, podemos proporcionar a este tipo de piel una serie de cuidados para evitar el enrojecimiento excesivo de las lesiones y lograr así que pasen desapercibidas sin afectar a nuestra belleza:
Cuidado con los productos como colonias o desodorantes, que pueden irritar en gran medida la piel. Debes utilizar siempre productos especialmente formulados para este tipo de piel y ver cuáles te dan buen resultado y cuáles no.
Para evitar el picor y, por tanto, rascarnos y así hacer que la piel enrojezca aún más, es muy importante evitar la sequedad de la piel. Por ello, es importante utilizar todos los días alguna crema hidratante corporal, que además de mejorar el aspecto de la zona, nos ayudarán a calmar el picor y la irritación de la piel.
Además de la crema, es aconsejable utilizar la pulpa del aloe vera, ya que no sólo nos va a ayudar a mantener la piel hidratada, sino que sus propiedades ayudan a la piel a regenerarse, con lo que mejoraremos en gran medida el aspecto de la lesión.
Aplicar sobre las zonas enrojecidas un paño empapado en leche también nos ayudará a calmar la irritación y a aliviar el picor y el enrojecimiento.