Cuando nos decidimos a teñirnos el pelo por primera vez, debemos tener en cuenta ciertos aspectos como el color que elegimos, el tipo de tinte o cómo es nuestro cabello. Si lo hacemos así, lograremos un nuevo tono de cabello brillante y atractivo, al tiempo que protegemos nuestro cabello.
Lo primero que tendremos que hacer es comprobar si somos alérgicas al producto, aplicando un poco de tinte en la parte anterior de nuestro antebrazo. Lo dejamos durante 24 horas y, si pasado este tiempo no ha aparecido ninguna irritación o erupción, nos podemos teñir sin problema. Si no es así, no debes teñirte para evitar una erupción en el cuero cabelludo.
Para la primera vez, lo más aconsejable es teñirnos de un tono parecido al de nuestro cabello. Aunque la idea de volvernos rubias platino si somos castañas oscuras o tener el cabello completamente negro si somos rubias puede ser tentadora, el cambio nos puede resultar demasiado radical y tendremos que luchar contra las molestas raíces cuando crezca el cabello. Lo mejor es ir cambiando el color gradualmente.
El tono que elijas debe ser acorde también con el color de tu piel, para que el resultado sea perfecto. Si no estás muy segura de cuál es el tono que mejor te va o de si el cambio será muy drástico, elige un tinte temporal. De ese modo, si no estás muy conforme con tu nueva imagen, podrás hacerla desaparecer con unos lavados.
Si decides teñirte tú misma, lo mejor es pedir ayuda a una amiga con experiencia que te vaya guiando en el proceso, sobre todo para asegurarte de que repartes el producto uniformemente. Para evitar mancharte, aplica un poco de crema hidratante o vaselina en la piel de la frente y las sienes que bordea el cabello.