Cuando se habla de belleza y de las bebidas que son más beneficiosas para la piel y para la salud siempre se piensa en el té rojo o el té verde. Sin embargo, hay otra variedad que no se puede obviar. Es el té blanco o también conocido como el té de los emperadores porque, antiguamente, eran los únicos que podían beberlo. ¿Cuál es su principal beneficio? Que rejuvenece, aunque tiene muchos más.
Beneficios
El té blanco está considerado por muchos expertos como el elixir de la juventud y de la vida eterna por sus propiedades. Sus principales beneficios se centran en la piel, ya que es rico en antioxidantes por lo que se favorece el rejuvenecimiento de las células. Pero, además, tiene un alto contenido de elastina y de colágeno, lo que favorece que la piel mantenga su elasticidad natural y se combatan las arrugas, especialmente, del rostro, aunque sus beneficios repercuten en la piel de todo el cuerpo.
Un punto muy importante es que protege a la piel de los rayos solares y, en consecuencia, de sus efectos nocivos. Una particularidad por la que también está considerado como un buen aliado para prevenir el cáncer de piel.
Además de estos beneficios, el té blanco tiene otras propiedades que no se pueden obviar. Y es que es también un buen aliado para adelgazar y mantener el peso, puesto que contribuye a eliminar las grasas –también reduce el nivel de colesterol malo- y las toxinas. Como suele ser habitual en el té, es diurético, lo que ayuda a evitar la retención de líquidos.
Desde el punto de vista del bienestar y la salud, igualmente es interesante, ya que por sus propiedades ayuda a prevenir y combatir enfermedades y a que funcione correctamente el sistema respiratorio y circulatorio, reduciendo el riesgo de padecer patologías cardiovasculares. También es idóneo para estimular las defensas y prevenir infecciones, aparte de hacer frente a la fatiga.
Y, para que el organismo se beneficie de todas estas propiedades, hay que consumirlo sin abusar. Con una tacita al día es más que suficiente. Y, como siempre, hay que tomarlo sin azúcar en frío o en caliente, como más guste, y ser constante porque los efectos no son inmediatos. Se notan en el día a día con el paso del tiempo.