Aguas termales para el cuidado del rostro


Cuando no hemos descansado bien o no hemos utilizado productos adecuados para nuestro tipo de cutis, notamos la piel del rostro tirante. Esto se debe a que se ha resecado demasiado y no la hemos hidratado convenientemente. Si la resequedad es muy alta, observaremos cómo nuestra piel se enrojece y notaremos un picor cada vez más creciente, acompañado en algunos casos de desescamación. En este momento no es aconsejable utilizar alguna crema hidratante, ya que puede irritar aún más la piel, sino que el mejor producto que podemos aplicar es un agua termal.

Rociándola a cierta distancia de la piel, notaremos cómo la piel se calma y se refresca, con lo que nuestro aspecto también mejorará, sobre todo si notamos la piel cansada, debido a la acción descongestionante de la piel que ejerce el agua.

Por ello, también podemos utilizarla después de la depilación de las cejas o del vello del labio superior, para calmar el dolor y disminuir el enrojecimiento haciendo que sea menos visible.

Las propiedades del agua termal vienen dadas por los minerales que entran en su composición, ya que las aguas proceden de fuentes termales. Los más habituales que podemos encontrar son el cobre, que posee propiedades antiinflamatorias, el zinc, que nos ayuda a regenerar nuestra piel, el manganeso, con propiedades hidratantes y antioxidantes que nos ayudan a combatir la acción de los radicales libres, responsables del envejecimiento de la piel y el hierro, que favorece la oxigenación celular. Dependiendo del manantial del que proceda el agua que utilicemos, será rica en unos u otros minerales.

El agua termal también nos va a ayudar a fijar el maquillaje, si, después de maquillarnos, nos vaporizamos un poco a cierta distancia del rostro y lo dejamos secar, con lo cual además aportaremos un extra de luminosidad a la piel.

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