A las mujeres blanquitas de piel les vuelve locas el verano. ¿Por qué? Porque es la época del año en la que más sol hay y en la que se tiene más tiempo libre para ir a la playa y salir con los amigos. Pero claro, el verano viene acompañado de mucho calor y cuando sube la temperatura se suelen llevar prendas de ropa más ligeras que enseñan partes del cuerpo. De ahí que a las mujeres que son muy blancas les guste tumbarse al sol y conseguir un buen bronceado.
Quizá no lo sepas, pero el bronceado es un mecanismo de defensa que tiene la función de proteger las células de la piel de las radiaciones solares en verano. Está comprobado que los rayos solares son imprescindibles para la formación y reconstrucción de los huesos y mejorar el estado de ánimo de las personas.
Proteger bien el cuerpo
Para conseguir un buen bronceado, primero hay que proteger el cuerpo de las radiaciones ultravioletas. Es contraproducente tomar el sol sin protección. De hecho, los dermatólogos siempre aconsejan echarse protección solar minutos antes de tumbarse a tomar el sol.
Los protectores solares actúan como eficaces tratamientos de belleza. Y es que protegen la piel, filtran los rayos ultravioleta, luchan contra los radicales libres e hidratan y tonifican la piel.
Para lograr un buen bronceado deberás exfoliarte muy bien la piel una vez a la semana e hidratarla para conseguir una piel más suave antes de aplicar el protector solar.
A continuación, échate el protector solar tanto cuando el día esté despejado como nublado. Estos últimos son los más peligrosos porque puedes quemarte sin darte cuenta.
La mayoría de la gente utiliza solo un cuarto de la cantidad necesaria de protector solar para proteger bien la piel de los rayos ultravioleta. No sigas esta corriente y sé generoso, los resultados se notarán mucho más.