Con el ritmo diario se acumula mucho estrés y tensión y el rostro se resiente. Una buena solución es darse un masaje facial para que la cara recupere todo su esplendor y expresividad, además de mejorar la circulación sanguínea de esta zona y retardar la aparición de arrugas. ¿Nunca te has dado uno a ti misma? Aquí te contamos cómo puedes hacerlo.
Masaje facial
Para hacer el masaje facial inicialmente necesitas los mismos componentes que si se va a realizar en otra parte de cuerpo. Es decir, un aceite de masaje, siendo conveniente los que son específicos para el rostro. Una vez lo tienes elegido, debes coger una pequeña parte de producto y extenderlo por las palmas de las manos.
Tras este paso tienes que comenzar a dar el masaje realizando tres inspiraciones profundas para oler su aroma para lo que debes aproximar las manos a tu nariz. El efecto es mayor si cierras los ojos. Posteriormente, debes colocar las manos sobre la cara y hacer una ligera presión sobre el rostro. A continuación, tienes que arrastrarlas de centro hacia fuera, haciendo suavemente varios deslizamientos.
El siguiente paso es masajear la cara durante un tiempo máximo de un minuto con las yemas de los dedos, empezando en la zona T hacia el contorno exterior con movimientos en círculo.
Para el óvalo de la cara, lo mejor es hacer como una pinza con los dedos índice y corazón de la mano para ir pellizcando de forma suave la zona de la mandíbula. El proceso debe ir desde la barbilla hasta la oreja en sentido ascendente.
Finalmente, hay que poner las yemas de los pulgares bajo el hueso del pómulo, de manera que queden las palmas hacia fuera. Desde esa posición hay que presionar con firmeza hacia arriba. El último movimiento se realiza en la zona de la frente con las yemas de los dedos sobre el entrecejo, zona en la que hay que hacer una presión firme hacia arriba y hacia los lados en dirección a la línea en la que empieza a crecer el pelo. Y ya estás lista.