Cuando llega el invierno, con los pies embutidos en calcetines gruesos, botas y zapatos, solemos olvidarnos un poco de ellos y de su aspecto. Sin embargo, si queremos tener unos pies bonitos en verano, deberemos cuidarlos también en invierno. Para ello, basta con seguir unas rutinas sencillas de belleza que, además de belleza, proporcionarán descanso a nuestros pies.
– A pesar del frío, es importante no mantenerlos siempre encerrados en los zapatos o en las zapatillas. Si en casa podemos estar descalzas, caminaremos durante un rato de este modo y, si no es posible por el frío, elegiremos unos calcetines lo más suaves y finos posibles para hacerlo, de forma que el pie respire y los músculos del mismo se estiren y se tonifiquen.
– Si trabajas de pie, por la noche sumérgelos en un baño de agua con sal, para que descansen y se hidraten. En cualquier caso, es aconsejable lavarlos diariamente, utilizando agua y jabón, con agua templada, sobre todo para evitar la deshidratación que se produce habitualmente en invierno. Si quieres que el baño resulte más relajante, puedes añadir algunas gotas de un aceite esencial, como eucalipto, que proporcionará un cuidado adicional.
– Una vez a la semana debes realizar una exfoliación suave utilizando una piedra pómez, sobre todo para evitar la aparición de callos y durezas. Para evitar su aparición, debes aplicar una crema hidratante a diario, preferiblemente con aceite de almendra o aloe vera. Después de aplicarla, ponte unos calcetines para que la crema se absorba mejor. Es importante que visites al podólogo si aparece algún callo doloroso o si sientes algún dolor en los pies.
– Hazte la pedicura regularmente y, si te las pintas habitualmente, observa que no estén adquiriendo un color amarillento. Si es así, deja de aplicar esmalte durante un par de semanas para sanearlas.