En más de una ocasión, hemos hablado de la importancia de utilizar bien los cosméticos y hacer una adecuada aplicación, ya sea por masajes, movimientos en una dirección concreta… Pero, ahora, llega un nuevo concepto de cosmética. Es la cronocosmética, que pone el foco en la aplicación más adecuada del cosmético, pero según los propios biorritmos del cuerpo. El objetivo es así ganar en una mayor efectividad del producto. Un sistema que ya se está empleando para acabar con la grasa localizada.
En qué consiste
La cronocosmética se centra en conocer los biorritmos del cuerpo de cada persona para aplicar las cremas reductoras o bien anticelulíticas, según se necesite, en el momento del día más idóneo.
En general, aunque todo depende de cada persona, se establecen dos franjas principales de aplicación. Una de ellas es la mañana para que se produzca la eliminación natural de la grasa, mientras que el otro período es por la noche porque se cree que favorece la combustión de los cúmulos de grasa.
Cómo funciona
Y, bajo estas premisas generales, ¿cómo funciona la cronocosmética? Vamos por partes. En primer lugar, vamos a hablar de la mañana. Esta franja horaria es el mejor momento para que las células grasas se activen y se haga frente a las necesidades de energía del cuerpo.
Es el período óptimo del día para aplicar las cremas reductoras que tengan ingredientes drenantes como, por ejemplo, la hiedra, el fresno o el aceite de abedul. Y, ¿cuándo aplicarlas? Lo más recomendado es hacerlo después de la ducha matinal.
Por la noche, la cronocosmética indica que es el momento del día para utilizar las cremas lipolíticas que contienen, por ejemplo, ingredientes como la cafeína, el té verde, algas marinas o carnitina.
La clave está en que este tipo de cosméticos ayuda a quemar, aparte de evitar el almacenamiento de las grasas. Y esto es especialmente importante porque es al final del día cuando las células grasas tienden a acumular la energía no utilizada.
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