Ejercicios para relajar el cuello

relajar cuello
El cuello es una de las partes más importantes del cuerpo y a las que hay que prestar igualmente mucha atención porque es una de las áreas más propensas a acumular tensión y a mostrar el paso del tiempo en forma de arrugas. Con unos sencillos ejercicios, se puede conseguir mantener la zona relajada y retrasar la aparición de los signos de la edad.

Ejercicios

Es muy importante evitar que la tensión esté de forma permanente en la zona del cuello porque, además, hay diversos estudios que evidencian que la aparición de contracturas en esta zona propicia la aparición de arrugas porque se tiende a buscar cada vez más por parte de la persona una posición más cómoda para evitar el dolor que puede generar esta contractura o tensión, posturas que contribuyen a la formación de arrugas y que favorecen la flacidez tras volver a la postura habitual tras superar esa fase de dolor o una vez ha desaparecido la contractura.

Con dos sencillos ejercicios se puede aliviar esa tensión y retrasar la aparición de esas temidas arrugas que, además, en el cuello son bastante difíciles de evitar. Para hacerlos adecuadamente, hay que colocarse sentado en una silla con la espalda bien apoyada y recta y con los hombros relajados o lo más relajados que se pueda.

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Esta es la posición inicial para los dos ejercicios. Una vez se está en ella, comenzamos con el primero, que consiste en ladear la cabeza hacia un lado desde su posición normal como si se quisiera tocar el hombro con la oreja. Este movimiento tiene que hacerse tomando aire cuando vamos hacia el hombro y expulsándolo cuando la cabeza vuelve a estar en la posición central. Desde esa posición, hay que ir hacia el otro lado siguiendo el mismo ritmo de la respiración.

El siguiente ejercicio es bastante parecido, pero presenta algunas diferencias en el movimiento. En este caso, hay que girar la cabeza hacia un lado y desde allí doblar el cuello como si se quisiera tocar la axila con la nariz. Posteriormente, hay que elevar de nuevo la cabeza y volver a la posición original. Este mismo movimiento tiene que hacerse hacia el otro lado.

Con hacerlos quince veces al día con cada lado, puede ser más que suficiente. Eso sí, no hay que olvidarse de que no hay que forzar la posición y que mientras se hace el ejercicio no se tiene que sentir dolor. Hay que mover hasta donde se pueda. Con el paso de los días, la flexión será cada vez mayor y el dolor irá desapareciendo. Y, sobre todo, fundamental es dormir y hacerlo en la postura adecuada.

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