Durante el invierno pocas veces nos acordamos de nuestros pies. Embutidos en las botas o en fuertes zapatos contra el frío, solamente nos preocupamos de ellos cuando sentimos algún dolor o alguna molestia, para después volver a olvidarnos complemente de ellos. Con la llegada del calor o bien porque un día reparamos en su estado, nos damos cuenta de que nuestros pies están en un estado lamentable, lo mismo que les ocurre a las uñas.
Para evitar esto, lo que tenemos que hacer es una cura de belleza para nuestras uñas, que nos permita recuperar su color y su brillo y de ese modo conseguir que nuestros pies vuelvan a lucir perfectos.
Para empezar prepararemos un recipiente adecuado para sumergir los pies que llenaremos con agua tibia (contra lo que se suele creer, el agua demasiado caliente no es beneficiosa para nuestros pies) y añadimos unas gotas de champú suave.
A continuación sumergimos los pies en el agua durante cinco minutos, al tiempo que masajeemos las uñas de los pies mientras están sumergidas. Con ello, además de eliminar todas las impurezas que puedan contener, estamos estimulando el riego sanguíneo para conseguir que su aspecto mejore.
Después saca los pies del agua y sécalos bien, sobre todo entre los dedos, asegurándote de que no quedan zonas húmedas. El siguiente paso es retirar las cutículas hacia atrás, sin cortarlas, para de ese modo ocuparte de las uñas.
Córtate las uñas de los pies y elimina la piel seca que suele quedar en los bordes de los dedos. Ten mucho cuidado de no cortar demasiado y de no dejar picos que después puedan penetrar en la piel. Ya sólo te queda limarlas para darles la forma que más te guste.