Si tienes el cabello largo o media melena y estás pensando en hacerte un cambio de look, una buena idea es hacerte una permanente, teniendo en cuenta que las actuales no tienen nada que ver con las antiguas, que dañaban el cabello y rizaban el cabello de la raíz a las puntas, con lo cual el resultado muchas veces distaba de la idea que teníamos antes de entrar en la peluquería. Actualmente ya no se usan los tradicionales bigudíes y el pelo no sufre, ya que los productos que se utilizan para ello están enriquecidos con productos nutrientes.
Existen distintos tipos de permanentes entre los que puedes elegir, y la elección dependerá sobre todo de la salud y textura de tu cabello. Las permanentes se clasifican según cómo sea el líquido para realizarlas, que se puede aplicar antes o después de montar los rulos o bodys-gomas:
– Alcalinas: Para realizarlas se usan agentes como el ácido tioglicólico, tioglicolato de sodio o tioglicolato de amonio. Es la opción ideal si tu cabello es grueso y resistente, o muy lacio. Es necesario que el cabello esté en muy buen estado, ya que es la que más daña el cabello.
– Ácidas. En este tipo se utiliza monotioglicolato de glicerol, lo que la convierte en un tipo de permanente más suave con tu pelo, ideal para cabellos porosos o dañados. El único inconveniente es que su duración es menor que la alcalina.
Si tu cabello es corto o media melena tirando a corta y quieres rizártelo, puedes optar por un tipo de permanente más suave, el moldeado, en el que se utilizan rulos más gruesos que en la permanente, lo que da como resultado un rizo más abierto y muy natural, además de que es un tratamiento que resulta más suave para el cabello.