La firmeza de la piel es el caballo de batalla de muchas mujeres, puesto que se va perdiendo con el paso de los años. Proporcionar a la dermis los cuidados clave es fundamental para retardar todo ese proceso y que luzca con toda su elasticidad por más tiempo. La hidratación y la nutrición son los dos ejes a los que se debe prestar atención porque no todo vale en estos rituales de belleza.
Los consejos
Para que la piel esté más firme y se frene su pérdida de elasticidad, la hidratación es especialmente importante porque una dermis deshidratada es sinónimo de flacidez. Un motivo por el que es vital que las cremas que se apliquen contengan una serie de principios.
Uno de ellos es el ácido hialurónico, que es uno de los componentes más efectivos para atacar este problema por facilitar que la piel retenga el agua y se rejuvenezca. Este principio se puede aplicar a través de las cremas, pero también de los sérums, sueros o geles, que son texturas que facilitan una buena absorción. Igualmente, se toma en cápsulas.
En la crema tampoco puede faltar la elastina porque, como su nombre indica, aporta elasticidad a la piel, y el colágeno, que es el responsable de que el cutis gane en resistencia y firmeza, siendo además un buen aliado para redefinir zonas como el mentón o el óvalo del rostro. Estas sustancias se pueden aplicar en la piel a través de cremas reafirmantes y tonificantes.
Pero, aparte de emplear estos cosméticos, es importante extenderlos de forma adecuada sobre el rostro. Lo más recomendable es hacer movimientos ascendentes, desde las mejillas hasta las sienes, proporcionando un pequeño masaje con el que también se consigue hacer frente a la gravedad.
En la frente se tiene que aplicar desde la mitad del rostro hacia un lado y hacia otro, mientras que en el entrecejo el masaje se hace de forma circular, al igual que en la zona de la barbilla y la zona superior del labio. En la nariz, la crema se debe extender por la parte frontal para luego dirigir el masaje hacia cada una de sus aletas.
Y, finalmente, no hay que olvidarse de las mascarillas nutritivas para proporcionar un aporte extra de nutrientes. Al igual que en las cremas, hay que fijarse en su composición y en el efecto que se consigue con ellas. En el caso de querer utilizar productos naturales, buenas opciones son las elaboradas o que incorporan avena y yogur.