Cada persona es diferente. Igual que a tu madre o a tu hermana les puede favorecer la ropa de color roja, a ti, a lo mejor lo que más te va son los colores oscuros. A la hora de escoger laca de uñas ocurre lo mismo. La forma de tus uñas, su textura y tu color de piel determinan los colores que más te favorecen. No te empeñes en pintarte las uñas de color negro porque puede que no sea el tono más apropiado para ti.
Antes de adquirir una laca de uñas, debes preguntarte si estás dispuesta a mantener unas uñas perfectas y a cuidarlas como se merecen. Y es que, en función de la dedicación se aconsejan unas tonalidades de esmalte u otras. Por ejemplo, los colores más vivos e intensos son sobre todo para personas que cuidan especialmente su manicura. Mientras que los esmaltes más discretos y de colores más suaves, son convenientes para personas que apenas disponen de tiempo para cuidar su manicura. ¿Con cuál te identificas más?
Camuflar las imperfecciones
Si quieres llevar las uñas pintadas, para camuflar sus imperfecciones, lo mejor es que te decantes por un tono beige o rosa palo. Estos tonos son apropiados tanto para personas de piel clara, como para morenas.
En este caso, si lo que quieres es camuflar esas imperfecciones o manchitas de las uñas, no se aconseja utilizar un esmalte transparente, ya que esta laca de uñas deja al descubierto las imperfecciones.
Lo mismo ocurre con el color blanco. El blanco es un color que se hace notar y que atrae rápidamente la atención sobre las manos. Sirve para estilizar esta parte del cuerpo y su uso se recomienda como base del nail art, o arte que hace las uñas distintas.
Destaca tus manos
Por otro lado, si te gusta provocar y pintarte las uñas a juego con tu vestimenta, compra varios frascos de laca de uñas, de colores nacarados. Rosa, rojo, naranja, azul metalizado… la variedad es múltiple. Eso sí, utilízalos con cuidado porque una aplicación incorrecta causará un efecto desfavorecedor.