La alimentación influye más de lo que se piensa inicialmente en el estado del vientre, siendo un elemento decisivo que hay que controlar para mantenerlo plano. Como siempre, hay alimentos que son mejores aliados que otros para conseguir este objetivo.
Los alimentos
Muchas veces no se trata de introducir una serie de alimentos en la dieta, sino de hacer pequeños cambios en los que ya se toman para que no cueste tanto adoptar buenos hábitos. Y es que, por ejemplo, para tener un vientre plano no hay que renunciar al pan ni siquiera al de molde. La clave está en elegir la versión integral y dejar a un lado todos los que indiquen que son lights porque realmente no son de ayuda.
Los cereales son otro caso parecido, pero hay que elegir aquellos que no lleven aceites añadidos y que contengan el menor número de ingredientes: avena o muesli o frutos secos…
Con las carnes y las aves suele pasar lo mismo. No hay motivos para renunciar a ellas aunque, si se quiere conseguir que el vientre esté plano, se tienen que consumir a la plancha. Es la única manera posible porque, aunque se tiende a pensar que los fiambres para la ensalada, por ejemplo de pollo o pavo, son saludables, lo cierto es que tienen más sal y, en consecuencia, hinchan.
Tampoco hay que renunciar a los frutos secos, pero los más adecuados para evitar la hinchazón son las almendras y los cacahuetes sin sal y que sean naturales. Además, la leche de almendras es igualmente muy recomendable para este fin, mucho más que la de soja y otros lácteos.
Y, precisamente, hablando de lácteos, la mejor opción en cuanto a yogures es el griego en lugar de los que son light porque llevan menos ingredientes, aunque contengan frutas.
Finalmente, se deben vigilar las verduras y hortalizas. Evidentemente, las coles tienen a hinchar por lo que pueden ser sustituidas por pepinos, zanahorias y pimientos, que inflaman menos la tripa.